
En 2016, el príncipe Harry conoció a Meghan Markle de una manera poco común para la realeza: a través de un video con filtro de perro en Instagram. Según relató el hijo menor del rey Carlos III en su libro de memorias Spare, se encontraba revisando publicaciones en la red social cuando una amiga en común compartió una historia en la que aparecía la actriz. Al verla, se preguntó: “¿Quién es ella?”
Hasta ese momento, Harry no sabía que Meghan protagonizaba la serie Suits, donde interpretaba a Rachel Zane, un papel por el cual ya era ampliamente conocida en el mundo del entretenimiento.
La amiga que actuó como puente entre ambos fue Violet von Westenholz, quien los conectó mediante un intercambio de correos electrónicos. Poco después, comenzaron a escribirse y acordaron un encuentro en julio de 2016, coincidiendo con una visita de Markle al Reino Unido. La actriz se encontraba en el país para promocionar una nueva temporada de la serie que Harry nunca había visto.
Por su parte, Meghan también tenía poco conocimiento sobre el príncipe. En la entrevista que ambos ofrecieron a la BBC tras su compromiso en 2017, ella explicó que al ser estadounidense no creció con un seguimiento detallado de la familia real británica. Antes de aceptar la cita, lo único que preguntó a la amiga que los presentó fue si Harry era “alguien amable”.

El primer encuentro resultó exitoso. Luego de tomar algo, decidieron volver a verse al día siguiente. Harry propuso revisar sus agendas para encontrar una nueva fecha, y lograron concretar un segundo encuentro. Tres o cuatro semanas después, él la convenció de acompañarlo a Botswana, donde pasaron cinco días acampando bajo las estrellas. Esa experiencia, según recordó el duque, fue clave para que ambos se mostraran tal como eran.

Meghan comentó que la relación se desarrolló como en cualquier otra pareja. Aprendieron el uno del otro mediante conversaciones, sin influencia externa. Desde el inicio comprendieron que si deseaban que funcionara, debían dedicarle tiempo y esfuerzo.
La relación se consolidó rápidamente. Se casaron en 2018, dieron la bienvenida a su primer hijo, Archie, en 2019 y, en 2020, decidieron renunciar a sus funciones como miembros activos de la familia real. Posteriormente se mudaron a Estados Unidos, donde nació su segunda hija, Lilibet, en 2021.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
