Con zapatos de tacón, pantalones de mezclilla y una blusa colorida con textura de serpiente, entró al edificio de La Nación Yazmín Morales, reconocida modelo que conquistó la corona de Miss Costa Rica, en 1994. Sin poses, esbozando una sonrisa de lado a lado, ingresó segura al periódico en una soleada mañana, dispuesta a hablar sobre una vida llena de triunfos, tristezas y uno que otro escándalo.
Modelo, miss, madre y estrella de Only Fans son algunas de las facetas que ha experimentado Morales a lo largo de los años. En la conversación exploramos cada una de ellas, las cuales conforman su propia versión de ser mujer.

Los 50 años de Morales están cargados de decisiones complejas, denuncias públicas, intentos de triunfo en el medio del entretenimiento e, incluso, hasta un poco de arrepentimiento, aunque afirma que las tormentas de la vida post concursos de belleza no le arrebatan la sonrisa.
“Yo soy oriunda de Piedades de Santa Ana, me crié entre árboles y muchos animales”, recordó con cariño, en una afirmación que contrasta con la glamorosa vida que usualmente acompaña el título de una miss.
Morales relató que, de niña, jugaba con sus primas a participar en concursos de belleza imaginarios. Uno de sus primos mayores asumía el rol de juez, encargado de elegir a la nueva “miss” que representaría a Costa Rica en aquella fantasía infantil. En esta etapa su padre tuvo un papel fundamental, pues era un ferviente admirador de los concursos de belleza; así que Yazmín, de algún modo, fue la encargada de cumplir un sueño compartido.

Antes de llegar a Miss Costa Rica, Morales participó en el certamen Tica Linda, donde quedó como segunda finalista. Poco después se coronó por primera vez como Señorita Verano, un título que, según sus propias palabras, pertenecía a los concursos más populares de la época.
Cuando manifestó su deseo de aspirar a la corona nacional, se encontraba en el último año de la carrera de Letras en la universidad y sus familiares se preocuparon. “En esos años, ser Miss Costa Rica implicaba tener apellidos de peso”, comentó Morales. Sin embargo, lo que nadie sospechaba, era que esta sería la primera de muchas veces en que Yazmín rompería el molde.

La vida después del título
La figura de Miss Costa Rica es, por definición, un reflejo de la mujer costarricense, que en los primeros años de la década de los 90 encarnaba la pureza femenina. Pero Morales era el contraste, pues según sus propias palabras tenía un espíritu rebelde.
Entre otros aspectos personales, Yazmín compartió que se casó con tan solo 24 años. Esa unión la recuerda con un mal sabor y admite que, sin quererlo, la alejó por completo del ojo público.

“Tuve muchos años de retiro porque estaba casada, dedicada a mi hogar, a mi hijo, a mi esposo y a la casa”, explicó Yazmín, quien muchos años después, ya divorciada, volvió a la palestra de la mano de la revista Soho, en un intento por mantenerse por cuenta propia.
Siendo portada de revistas, la dulce imagen que representó a Costa Rica en el concurso de Miss Universo en Filipinas quedó atrás y dio paso a la primera reinvención de Yazmín.
Morales explicó que en su juventud era muy ingenua, y que esos años estuvieron marcados por la timidez y por el temor a lo desconocido, pero gracias a Miss Costa Rica conoció un mundo que la cautivó: cámaras, luces y televisión resonaron con ella, debutando así en el recordado programa Fantástico.

El sueño de trabajar en televisión fue fugaz, pero esta experiencia le regaló una versión de ella que no conocía: más valiente, atrevida y con mucha ambición.
La denuncia que lo cambió todo
Tras la época de silencio que vivió en sus años de casada vino el ruido y, con ello, una avalancha de denuncias de acoso sexual relacionadas con una figura de mucha autoridad en Costa Rica, con la que tuvo contacto.
Yazmín contó que en esa oportunidad sus principales verdugos públicos fueron mujeres, quienes cuestionaron sus motivos para sumarse al polémico caso. Al respecto comentó: “Me tocó hacerme piel de foca”, para que todo lo que le decían le resbalara.
“Eran justamente las mujeres las que me tiraban muy duro, porque todo mundo creía que lo estaba haciendo por dinero, que no era cierto. ¿Que cómo fui yo a su casa?, ¿Por qué yo tenía que ir ahí?, ¿que por qué yo…? ¡Yo tengo las razones!, y las tengo bien explicadas”, añadió Yazmín.
En relación con esto, Morales detalló que tiene un acuerdo de confidencialidad donde no puede referirse con detalle al tema, sin embargo, fue muy enfática en que dicha situación la ayudó a “hacerse colmillo” y a dejar atrás lo que puedan pensar sobre ella.
Sobre esta situación en particular, “¿aprendió algo sobre el poder o el miedo?”, se le cuestionó en la extensa entrevista. La respuesta de Yazmín resonó en el estudio vacío, pues de repente todo giró hacia un tema fuerte e inesperado: “Mi pérdida más grande fue mi hijo, después de eso yo no tengo nada que perder”.
Esto cobra sentido al hablar de uno de los momentos más difíciles de su vida: la separación de su hijo tras el divorcio, en una situación familiar que no detalló. Desde entonces, su red de apoyo ha estado compuesta por amigos cercanos que, con el tiempo, se han convertido en familia.
La relación con su hijo mejoró considerablemente una vez que él alcanzó la adultez. Eso sí, dentro de los temas que conversan madre e hijo, Morales afirma que rara vez está el de su trabajo como creadora de contenido en OnlyFans, una de sus más recientes facetas.
La faceta Only Fans de Yazmín Morales
Only Fans, una página que surgió con el objetivo de brindar acceso a material exclusivo, se convirtió rápidamente en sinónimo de entretenimiento para adultos. Para Yazmín, el escándalo sobra, pues para ella dedicarse a crear contenido con su cuerpo es simplemente trabajo.

“Si puedo aprovechar el hecho de que soy todavía algo mediática en Costa Rica, que tengo un cuerpo y una cara que todavía puedo exhibir, pues lo veo como un medio para ganar dinero. No lo hago porque quiero ser rebelde” comentó.
Yazmín confesó que hacer contenido para la plataforma no es algo que le apasione. Más bien lo hace porque en este momento de su vida necesita cuidarse y salir adelante por sí misma. En otras palabras, es una forma de sustentarse económicamente, no un sueño cumplido.
Todo comenzó después de la pandemia por COVID-19. Según Morales, en ese momento no había demasiadas personas apostando por este modelo de negocio en el país. Confesó que uno de los factores clave para ganar popularidad fue su título de Miss, ya que le ayudó a construir una comunidad sólida basada en la intriga. Muchas personas adquirieron su suscripción por pura curiosidad: ¿Cómo era posible que una Miss Costa Rica, con 50 años, estuviera incursionando en algo así?

La modelo afirma que muchas veces, por ser esta su fuente de ingreso, suelen malinterpretarla, y que algunos hombres de su comunidad digital incurren en faltas de respeto al realizarle propuestas indecorosas. Yazmín afirma que esta situación la incomoda, porque en múltiples ocasiones ha dejado claro los límites de su trabajo.
“Parece mentira, porque la gente cree que cuando uno hace un contenido así, uno como que está alejado de Dios, y viera que no. Yo hablo mucho con Dios” añadió la modelo. Ella asegura que el motivo de estas conversaciones espirituales ha sido, entre otras cosas, pedirle ayuda para encontrar trabajo.
Desde promocionar alfajores hasta vender productos de la Coca Cola, Yazmín trabaja para costear su vida, pues en sus propias palabras emprender en Costa Rica no es sencillo. Ella asegura que la situación económica la afecta tanto como a cualquier persona.
Lo cierto es que Yazmín ya no responde a etiquetas. Ya no es Miss, madre, ni modelo erótica: todos son trajes que usa o ha usado, pero ninguno la define por completo, pues su historia es la de muchas mujeres que aprendieron a vivir con la incomodidad de no encajar. Actualmente, ante la pregunta ¿qué le dirías hoy a la Yazmín de 1994?, su respuesta es clara: “Más cabeza y menos corazón, porque de amor no se vive”.
