La “marea alcalina” de un grupo de bailarines no incluye descanso. Reunidos con cuerpos similares, el reposo se convierte en trabajo de piso; los movimientos que inician como un capricho para desperezarse, de repente, se convierten en una competencia de resistencia.
Desde el pasado jueves, 15 coreógrafos se reúnen diariamente en el estudio de Danza Universitaria para compartir experiencias sobre los países en los cuales desarrollan su arte.
Los artistas provienen de México, Cuba, Haití, Trinidad y Tobago, Guatemala, Panamá, Nicaragua, Honduras, República Dominicana y Costa Rica. Para la ocasión, fueron invitados personalmente por las embajadas alemanas de cada país.
Sus maestros, los bailarines Emil Bordás (Hungría) y Miki Shoji (Japón), pertenecen a la compañía alemana DorkyPark . Dentro de ella son discípulos de su fundadora, la coreógrafa argentina Constanza Macras .
Este sábado, en la última sesión del taller, los coreógrafos serán parte de una conferencia virtual con la coreógrafa.
Según detalló la encargada de la embajada alemana en Costa Rica, Cristina Morales, eligieron el país para la actividad por su movida escena dancística.
El viernes, después de la hora de almuerzo, los instructores guiaron a los artistas a discutir el movimiento a partir de una pieza conocida del repertorio de DorkyPark: Megalópolis , la cual describe corporalmente las imágenes de las grandes ciudades.
"Nuestros bailarines son de ciudades grandes: vienen de Berlín, Brasil, México. Yo vengo de Japón y conozco bien Tokio", explicó Shoji a los asistentes. "En las noches debíamos buscar en Internet o YouTube imágenes de ellas y encontrar temas en común. Vimos lo que había en la ciudad: la gente enojada, las peleas, los borrachos... Hay cosas que siempre se repiten".
Este proceso de observación ha sido parte de los temas del taller. Los ejercicios físicos provienen de la descripción corporal de otros elementos.
Por ejemplo, en la mañana del viernes aplicaron una técnica a la que Shoji se refiere como “ shaking ”, un ejercicio en el que el cuerpo se lleva hasta las máximas posibilidades de movimiento mientras los músculos vibran.
“Esto es entrenamiento típico para danza contemporánea pero requiere trabajo de piso e improvisación. Con Constanza trabajamos muchísimo la improvisación”, explicó Bordás, quien antes de dedicarse a la danza contemporánea fue bailarín de danza folclórica húngara y también de ballet clásico.
“A Constanza le gusta trabajar con gente muy diferente; por eso nos encuentra en diferentes área”, detalló Bordás.
“A veces vienen del hip-hop , a veces son actores”, añadió Shoji.
El objetivo de este taller es fortalecer los lazos de colaboración entre los artistas de la región, según explicó la representante de la Embajada de Alemania en Costa Rica, Cristina Morales.
En el país, la invitación se extendió a los coreógrafos y bailarines José Álvarez Sanou, de la agrupación Tres Hermanos ; Mario Vircha, miembro de la Compañía Nacional de Danza , y Gloriana Retana y Evelyn Ureña de Danza Universitaria .