Cultura

Retahíla sobre la imperfección de la ciencia

Evolución constante. Una propiedad inherente de la Ciencia es corregirse a sí misma

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Hace más de dos mil quinientos años, Pitágoras alegaba que las palabras vibraban en armonía con la frecuencia de los números y que esto correspondía a una ley natural ligada a la concordancia de las esferas celestes y al movimiento perfecto de los astros. El principio fundamental era que la región Supralunar –más allá de la Luna–, donde existían los astros, estaba constituida por esferas perfectas hechas de éter. Mientras tanto, la región Sublunar –más acá de la Luna– era de naturaleza imperfecta y formada por fuego tierra, aire y agua.








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