Rina Cáceres
El pasado 21 de marzo, Chinua Achebe –uno de los grandes de la literatura universal– murió a la edad de 82 años en Boston (Massachusetts). Una de sus obras, Things Fall Apart (traducida como Todo se desmorona ), se trasladó a más de 40 idiomas y fue la novela más vendida de un autor africano: más de 10 millones de ejemplares. ¿Quién fue Chinua Achebe, el hombre de baja estatura y voz suave que, en la comisura de los labios, parecía dibujar la picardía de sus pensamientos mientras que, con su mirada seria, por encima de sus lentes bifocales, parecía ver hacia un profundo mas allá?
Albert Chinualumogu Achebe nació en 1930 en Ogidi, un pequeño pueblo en la tierra igbo, al este de Nigeria, y creció en un hogar convertido al cristianismo.
Sus primeros pasos en la escuela lo pusieron frente a una contradicción que iluminaría su labor como escritor. En su pueblo y de la mano de su madre y sus mayores, Chinua oía los relatos de los cuentacuentos y aprendía las tradiciones, repetidas generación tras generación. Sin embargo, en la escuela misionera local se le prohibía hablar en igbo y se le exigía condenar las tradiciones locales por “paganas”.
Divisiones. Ya en la universidad, Achebe decidió estudiar religión, historia y literatura inglesa. Pronto se daría cuenta de que el dominio de esas disciplinas le permitía comunicar su pasado y su presente africanos, y combinar el conocimiento de las historias locales con los referentes culturales europeos. No obstante, habría un segundo acontecimiento que marcaría por siempre su obra.
En 1960, a los 30 años, Achebe presenció la independencia de Nigeria y la nueva vida de su país, heredada del colonialismo británico. La misma experiencia tocó a otros intelectuales de la talla de Wole Soyinka (yoruba) y Sir Abubakar Tafawa Balewa (hausa). Nigeria fue construida con la sumatoria de tres territorios: tres grande regiones culturales contorneadas como por una fúrcula por el río Níger: al norte, la tierra hausa; al suroeste, la yoruba; al sureste, la igbo: todas con idiomas e historias distintos.
En el primer gobierno independiente se sentaron las bases del nuevo Estado, y se pasó de una monarquía a una República Federal con una nueva constitución. Sin embargo, pronto afloraron las contradicciones debidas a las diferencias que hay entre las tres regiones; se luchaba contra el acceso diferenciado al poder, a la toma de decisiones y a la riqueza.
Oficiales igbos asesinaron a Abubakar Tafawa Balewa, y esto desencadenó la persecución, el desplazamiento y la muerte de cientos de miles de coterráneos. Así se replantearía la pertenencia de la tierra igbo al nuevo Estado de Nigeria. El ejército nigeriano tomó el control del país en 1966, y pronto se inició la guerra de Biafra, que duró cuatro años y causó una de las mayores hambrunas de la historia.
Exilio y creación. Chinua Achebe era parte de una elite con formación académica y se sumó a los esfuerzos militares independentistas de Biafra. Cuando terminó el conflicto a favor de Nigeria y el Estado de Biafra fue abortado, Achebe volvió a la enseñanza y se autoexilió en los Estados Unidos, desde donde observó a Nigeria sucumbir a los gobiernos militares.
En varias oportunidades, Achebe dijo que su decisión de escribir se debió en mucho a la lectura de dos novelas: El corazón de las tinieblas , de Joseph Conrad (1902), y Mister Johnson , de Joyce Cary (1939).
La novela El corazón de las tinieblas inspiró a Francis Ford Coppola para la película Apocalipsis Now (1979), sobre la guerra de Vietnam, y Mister Johnson sugirió a Bruce Beresford dirigir la película homónima (1990), sobre un empleado africano de la administración colonial británica en Nigeria.
Ambas novelas se habían convertido en un referente sobre África y se incluyeron en los programas educativos de muchos colegios y universidades de África, Europa y América del norte. En ambos libros, los africanos aparecían como sujetos pasivos o caricaturizados frente al colonialismo.
Nuevo modelo. Achebe denunció entonces la existencia de una visión deshumanizadora sobre África, que trataba de presentarla como “el otro ”, como antítesis de la idea de civilización, y como el lugar donde se carece de refinamiento, inteligencia e historia: sin Historia, como lo aseguraría el entonces presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, en su infortunada visita a la Universidad Cheikh Anta Diop (Senegal) en el 2007.
Desde sus años de estudiante, Achebe insistió en un viejo proverbio africano: “Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, la historia de la caza siempre glorificará al cazador”. Achebe se propuso escribir como león en el bando de los leones.
Chinua Achebe rechazó las imágenes construidas en la literatura europea sobre África e incorporó, en sus novelas, personajes africanos como sujetos con historia. Objetó la forma tradicional de hacer novela; combinó formas escritas y verbales en la construcción del texto, e incluyó voces, conceptos y palabras igbos al inglés.
Achebe estableció un nuevo modelo de escritura, que fue inspiración para una nueva generación de escritores a lo largo del continente. En Achebe, las tradiciones populares de la trasmisión del conocimiento convivieron con las normas occidentales de la escritura.
Su obra fue una reflexión sobre las trágicas transformaciones impuestas por el colonialismo en África en las estructuras sociales y políticas; sin embargo, también señaló la responsabilidad de los líderes locales, en particular los militares.
Chinua Achebe desplazó lentamente la meditación sobre el legado colonial a la reflexión sobre la política contemporánea. También objetó la visión idílica construida por intelectuales africanos sobre el periodo precolonial, que creaba una imagen pastoril de África.
Reconocimiento mundial. En 1962, Achebe fue nombrado editor de la serie African Writers, que se convirtió en un importante espacio para los nuevos escritores del África independiente y publicó libros de más de 250 personas.
Achebe fue también el impresor de cientos de textos de bajo costo para que las universidades africanas pudieran reorientar el curriculum escolar, fuertemente colonial. En 1971, en la Universidad de Nigeria, en Nsukka, Achebe y otros académicos fundaron la revista literaria Okike (la diosa igbo de la creación). En ella publicaron muchos escritores africanos y europeos.
En Onike se realizaron importantes debates, como aquel sobre el significado de la escritura y la narrativa africanas tutelado por el influyente escritor sudafricano Mphalele. Este debate daría pie al muy sugerente libro Hacia la descolonización de la literatura africana , escrito por la “troika” nigeriana Chinweizu, Jemie y Madubuike, y publicado por Howard University.
Achebe fue profesor de literatura en la Universidad de Nigeria, presidente de la Asociación de Escritores de Nigeria y editor de la revista Uwa ndi Igbo , sobre la cultura igbo. Fue diputado en 1983.
En los últimos 20 años, el escritor fue conferencista internacional y trabajó en diversas universidades del este de los Estados Unidos, donde escribió sus últimas obras.
Achebe recibió más de treinta doctorados honorarios, y rechazó un premio nacional otorgado por el gobierno de Nigeria en protesta por la falta de democracia.
Todos coinciden en que las palabras más reconfortantes para Chinua Achebe fueron las de Nelson Mandela pronunciadas en tiempos difíciles para este: “Había un escritor llamado Chinua Achebe, en cuya compañía los muros de la prisión se desmoronaron”.
La autora es historiadora africanista de la Escuela de Historia de la UCR.