
Don Ronald Ross (o ¿debiera decir Mr. Ross?) presentó hace unos días, en este diario, un “foro” en el que, entre burlesco y arrogante, criticó la actitud de una persona, quien comentó en mi Tribuna del idioma su preocupación por manifestaciones de Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española, preocupación que yo mismo compartí.
Mi lector y yo nos referíamos a la actitud complaciente de don Víctor ante una expresión de uso general en ciertas partes de América (incluido nuestro país), que él concretó con el ejemplo “Este comercio abre hasta las cinco” frente a “Este comercio no abre hasta las cinco”, que se usa, honrando la gramática y la lógica, en muchas regiones hispanas. Estas discrepancias, para don Víctor, “son variaciones que no afectan la unidad de la lengua, sino que la enriquecen...”.
Mi posición fue exactamente esta: ¿Por qué, entonces, el reciente Diccionario panhispánico de dudas , de la RAE, que cuenta, obviamente, con la bendición de don Víctor, cabeza visible de la Academia Española, y del resto de 21 Academias, establece literalmente: “...se recomienda acomodar el uso de hasta en estas zonas [México, Ecuador, América Central y Colombia] al del español general y colocar la negación correspondiente delante del verbo: No se abre hasta las tres...?”.
¿Por qué, entonces, una cosa en el Panhispánico, y otra diferente en lo dicho en la entrevista por el sumo pontífice de la RAE?
Por otro lado, si un amplio uso popular fuera suficiente para justificar un dislate gramatical, en el español de nuestro país (el que se enseña en escuelas, colegios y universidades) deberíamos aceptar [como botones de muestra] cónyugue, y no cónyuge ; hubieron, habían, habrán... (con el verbo haber impersonal), y no hubo, había, habrá ...; no se cole , aprete aquí, se soldan piezas..., en vez de no se cuele , apriete , sueldan ...; es la primer vez , en lugar de es la primera vez ; detrás mío, delante nuestro, enfrente suyo ..., en vez de detrás de mí, delante de nosotros, enfrente de él ...
Y un larguísimo etcétera.