El reconocido dramaturgo y actor chileno Alejandro Sieveking falleció la tarde de este jueves a los 85 años, en Santiago de Chile, según informó la ministra chilena de Cultura, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés, además del grupo Chile Actores.
Sieveking, cuya causa de muerte aún no ha trascendido, es considerado como uno de los escritores más importantes de los últimas décadas, gracias a la amplia y prolífera obra de más de 40 textos, entre las que destacan Parecido a la felicidad, Ánimas de día claro y La remolienda.
Durante sus últimos años de vida, el chileno, que nació en la comunidad de Rengo, también participó como actor en películas como La vida me mata (2007) y Gatos viejos (2010), y tuvo una participación especial en la serie Bala loca (2016).
Como parte de su versatilidad en la dramaturgia y las artes escénicas, en el 2017 le fue otorgado el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales, mismo que dedicó a su esposa, la famosa actriz Bélgica Castro, con quien se casó en Costa Rica, mientras vivieron en nuestro país entre los años 1974 y 1984.
Según comentó el dramaturgo y Lucho Barahona, uno de los amigos más cercanos a Sieveking, su muerte le tomó por sorpresa, ya que tres meses antes habían conversado por teléfono y le había comentado que seguía muy activo con trabajo en el cine y en el teatro, además de que se preparaba con muchísima ilusión para celebrar los 100 años de su esposa Bélgica, quien el año pasado fue diagnosticada con Alzheimer.
“Sigo sin poder creer que esto está sucediendo. Alejandro y yo nos conocimos desde que estudiábamos juntos teatro en la Universidad de Chile, luego huimos de la dictadura y decidimos que Costa Rica sería nuestro nuevo hogar. Tanto Alejandro, Bélgica y yo decidimos que este país se merecía un teatro de calidad y así fue como nació el Teatro El Ángel y la escuela por la que pasaron figuras como Ana Istarú, Alejandro Rueda y hasta María Torres”, recordó el también actor.
Para él, Sieveking hizo su mayor aporte a la cultura de Costa Rica compartiendo su conocimiento con todo aquel que se le acercara, además de que tuvo la visión de que para acercar al público a las salas de teatro era necesario ofrecerles espectáculos de comedia e historias más profundas, para ir poco a poco desarrollando su fidelidad.
“Hoy es un día no solo triste para Chile, sino también para Costa Rica, porque nos deja una persona que siempre tuvo como prioridad llevar cultura a cualquier lugar al que llegará. Nuestro país se benefició de eso, con montajes llenos de una alta calidad para la época, que le demostró no solo al público, sino también a los actores, que la pasión y la disciplina por lo que se hace siempre da muy buenos resultados. Si aún no lo cree, vea como logramos fundar El Ángel en 1974 con el apoyo de muchas personas”, explicó Barahona entre lágrimas.
Leonardo Perucci afirmó que la noticia fue realmente inesperada, y que se enteró gracias a sus amigos que también viven en Chile. El actor reconoció que con la llegada de Alejandro y Bélgica el teatro costarricense cobró vida gracias a sus montajes, los cuales más allá de entretener, buscaban también hacer reflexionar al público.
El actor comentó que siempre mantuvo un contacto cercano con Sieveking y que este fortaleció aún más en los años en los que Perucci regresó a su natal Chile para participar en telenovelas. Al ser vecinos, ambas familias compartían mucho y hablan sobre sus distintos trabajos y los planes que tenían en el futuro.
“Algo que recuerdo muchísimo es que Alejandro estudiaba teatro en la Universidad de Chile y yo en la Universidad Católica, por lo que nos conocimos gracias al gremio. Algo que muchos no saben fue que en esa época Alejandro y el cantante Víctor Jara eran compañeros de estudio y se hicieron amigos, por lo que años después trabajaron juntos en algunas de sus giras internacionales. Siempre recordábamos esto en nuestras conversaciones”, dijo Perucci.
Por su parte, la actriz Eugenia Echeverría recuerda que siempre deseó ser parte de las obras que realizó la dupla Sieveking-Castro en Costa Rica, pero nunca tuvo la oportunidad. Eso sí, en los momentos que pudieron compartir le enseñaron algo muy valioso: el teatro es un santuario al que hay que respetar y, por lo tanto, la disciplina es esencial.
“Ver interactuar a Alejandro y Bélgica era realmente impresionante, porque son de esas personas capaces de transmitirte la pasión de lo que hacen. Recuerdo historia de cómo les exigían orden y disciplina a los actores con los que trabajaban, pues ninguno de ellos podían retirarse de los camerinos sin dejar todo listo y ordenado, porque, después de todo, ese era su hogar", manifestó.
El actor y dramaturgo argentino Rubén Pagura, quien desconocía el fallecimiento de su colega, expresó que el conocer a una persona tan talentosa y extraordinaria como Sieveking implicaba a retarse a ser cada vez mejor en el trabajo, en la vida. Para él, lo que caracterizaba sus obras era el fino humor con el que eran escritas, pero que no escatimaban en la profundidad de los parlamentos. Es por eso la palabra pasión es sinónimo del legado que deja el chileno en toda Latinoamérica.
“Solo puedo decirte que nada de lo que logró Alejandro Sieveking en todos estos años hubiese sido posible sin la ayuda y el apoyo de su esposa Bélgica Castro. La verdad es que puedo resumirte esta historia diciéndote que sin Alejandro no existía Bélgica y sin Bélgica no existía Alejandro, así que el reconocimiento que se le dio en vida, y que estoy seguro seguirá vigente durante muchísimos años más, es para ambos”, afirmó Pagura.
Las honras fúnebres de Alejandro Sieveking se realizarán desde este jueves y hasta el sábado en el Teatro Nacional Chileno.