Un día después del resultado de las elecciones, el equipo de Duda valora con nuevos ojos su trabajo en el Teatro Espressivo.
El texto original del estadounidense John Patrick Shanley describe una pequeña escuela católica para hijos de irlandeses, ubicada en una zona de la ciudad de Nueva York con gran pobreza y violencia.
El drama es mejor conocido por la película del mismo nombre del 2008, protagonizada por Meryl Streep y el difunto Philip Seymour Hoffman.
En la historia creada por Shanley y que recibió el premio Pulitzer en el 2005, todos los personajes son minorías del año 1964.
Son minoría los niños de familias irlandesas en Estados Unidos. Es minoría el primer niño de piel negra que ingresa a la escuela. Es minoría el clero que administra la educación de los niños y que, también, vela por preservar valores cristianos que parecen anticuados conforme avanzan los años.
Es minoría la mujer que dirige la escuela, la hermana Luisa, quien desborda las capacidades de su propio puesto de trabajo al confrontar con un supuesto crimen sexual a una figura superior a la suya, la de un padre joven llamado Flynn.
Son extremos opuestos pero, por la posición que tienen sus órdenes según el Vaticano, sus prerrogativas en la historia nunca son iguales.
“Es terriblemente vigente, estamos viviéndolo con los resultados electorales del domingo pasado. Dudamos de ir a votar, dudamos de un partido o el otro. La duda es una duda existencial y filosófica. Nos atraviesa permanentemente. Evidenciarlo en escena nos atraviesa a nosotros como actores y esperamos que también lo haga con el público”. explica la actriz Madeleine Hernández, quien encarna a la hermana Luisa.
“La Iglesia Católica se transforma en un pretexto para mostrar cómo se confrontan estas dos ideas en una estructura, en este caso de un colegio católico. Me parece tremendamente contingente para la realidad actual mundial cómo llegamos a un punto en el que se hace necesario revisar las competencias a nivel ético de las personas, más allá de su poder, labor o trabajo”, asegura el actor chileno Daniel González, encargado de interpretar al padre Flynn.
El Teatro Espressivo –ubicado dentro del centro comercial Momentum Pinares de Curridabat– ofrecerá su primera función de Duda este viernes 9 de febrero, a las 8 p. m.
La obra dirigida por Mabel Marín tendrá una temporada hasta el domingo 25 de marzo.
Las entradas cuestan ¢12.000 en general y ¢17.000 para vip (incluye una bebida). Se pueden conseguir en la boletería y el sitio boleteria.espressivo.cr
Blanco y negro
Duda es un texto grande, de elenco pequeño. Cuatro actores trabajan en escena con conversaciones intensas que discurren descubiertas o parcialmente ocultas entre cortinas.
El escenario creado por Jennifer Cob divide al público entre los espacios públicos y privados del colegio católico.
Se insinúan la iglesia en la que el padre Flynn entrega sermones, el patio en el que las monjas hablan sobre su vocación educativa y la oficina en la que la hermana Luisa aprende y reprende una relación entre el sacerdote y el primer estudiante negro de la escuela.
“Nos interesaba que, a nivel escenográfico, de luces y demás, también se transmitiera esa sensación de incertidumbre para el espectador. Es como un espectador voyeurista, está tratando de obtener la información de eso que está ocurriendo”, afirma la directora del montaje Mabel Marín.
“A veces juzgamos sin tener acceso al espacio privado, sin conocer todas las circunstancias adentro”, agrega.
Marín describe el montaje, su primer experiencia con el Teatro Espressivo, como un proyecto “intensivo”.
En diciembre, el teatro convocó a audiciones y los cuatro papeles fueron elegidos a partir de ese proceso.
Además de los roles opuestos de la hermana Luisa y el padre Flynn, se buscaron dos actrices para encarnar los personajes que matizan las posiciones extremas de esos roles.
Noelia Campos interpreta a la hermana Jane, una monja que da sus clases con la dulzura que su superiora reprueba.
El texto de John Patrick Shanley ofrece espacios para las preguntas a partir de los lugares extremos de sus personajes.
Entre ellos, la simpatía del padre Flynn y la frialdad de la hermana Luisa. La desconfianza de la hermana Luisa y la candidez de la hermana Jane.
“Jane es parte del conflicto principal. Yo la siento a ella en el centro, en una balanza. En la mente de ella hay una constante lucha de lo que está pasando, lo que no está pasando, de le creo a él o le creo a ella. La fortaleza de ella es del espíritu, siento yo, en el corazón”, describe Campos.
La madre mulata del estudiante negro también plantea inquietudes a la cruzada moral de la hermana Luisa.
El papel es encarnado por la actriz hondureña Ana Sofía Velásquez.
“La señora Muller representa todo ese sector discriminado, rechazado, por alguna diferencia de la sociedad. Está sufriendo mucho porque su hijo es víctima de esa discriminación y no solo fuera de su casa sino dentro de ella. Nos hace ver una minoría que está siempre sometida a las decisiones de los otros”, describió Velázquez.
Entre la bondad y la maldad, las palabras de Shanley extienden un sinfín de posibilidades para lo “bueno” y lo “malo”.
El dramaturgo escribe en su dedicatoria un texto a la humildad de las monjas que “han dedicado sus vidas a servir a otros en hospitales, escuelas y hogares de retiro”.
“Me parece interesante que cuestiona nuestra capacidad de un hecho antes de darlo por sentado y de estar atentos de lo que realmente está pasando frente a nuestros ojos”, opina el actor Daniel González sobre la construcción de esos conflictos.
Duda no es una obra sobre el crimen ni la justicia. Es sobre la riqueza de nunca completar la imagen de ambas.
El Teatro Espressivo (en Pinares de Curridabat) ofrecerá tres funciones por semana desde el 9 de febrero y al 25 de marzo. El horario para viernes y sábado será a las 8 p. m.; el domingo será a las 6 p. m. Las entradas cuestan ¢12.000 en general y ¢17.000 para VIP (incluye una bebida). Se pueden conseguir en la boletería y el sitio boleteria.espressivo.cr