Los dúos son una pugna de poder entre los cuerpos que danzan. Los bailarines se disputan el control de los movimientos hasta alcanzar la armonía deseada.
12 coreografías de danza, dúos y solos, participaron del tercer certamen del Festival SóLODOS en Danza. Plantearon fuertes temáticas que impresionaron a un pequeño y atento público.
En el parque de Barva, los 12 dúos y solos participantes del certamen del Festival SóLODOS en Danza, se presentaron este domingo con sus propias luchas, no solo por la química de su baile, sino por los temas de sus piezas.
Además de tener la oportunidad de ser presentadas como parte del Festival, los artistas participaron por varios premios para difundir sus piezas en Europa y América Latina.
Las coreografías hablaron, en esta ocasión, sobre poder, control y la conciliación de la danza contemporánea y el baile popular.
Tal fue el caso de la pieza Punto en común, interpretada por Yeinner Chicas y Tina Halford.
Chicas es un bailarín nicaragüense formado en ritmos latinos, mientras que la alemana Halford, miembro del C olectivo Clá, se especializa en danza contemporánea.
La fusión de los estilos sorprendió a a la audiencia, que también tuvo su propia lucha en el anfiteatro del parque herediano: ver las presentaciones bajo un sol inclemente.
Violencia. Más violenta que la temperatura de este domingo fue la presentación del solo Funus, de la mexicana Ana Paula Ricalde, quien tomó como tema las lágrimas, para representarlas en el escenario por medio de bolsas de agua que arrojó a los asistentes.
La tercera ley de Isaac, a cargo de los ticos Josué Mora y Felipe Alvarado, presentó una enérgica persecución en el cual cada uno generaba una acción en busca de una reacción de su pareja.
También con propuesta sobre la violencia, los dúos mexicanos de Alejandra Melgoza e Itzamná Ponce; y el de Daniel Lugo y César Antonio Ibarra, integraron en sus piezas (Zona Ñ y Calibre) el movimiento de las zonas urbanas y marginales de su país.
Las danzas fueron musicalizadas con salsa, balada francesa, sonidos de ambiente y, por supuesto, los aplausos de la pequeña audiencia.