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Tras siete años de liderar el diario La Nación , Alejandro Urbina anunció ayer su renuncia. “Es una decisión meditada y conversada desde octubre; dejo la dirección satisfecho de haber cumplido”, explicó el periodista e ingeniero informático quien agregó que hay que saber retirarse en el mejor momento, y considera que es este.
“Nunca he estado mejor, este tipo de decisiones hay que tomarlas personalmente sin presiones externas y este el momento más propicio”, señaló al equipo periodístico de La Nación .
Su salida será efectiva el 26 de marzo próximo. Luego de un período de descanso se reincorporará a la empresa para encabezar un grupo que investigará y desarrollará las nuevas tecnologías informativas y los posibles nuevos modelos de negocios que hagan factible su monetización, señaló Manuel Francisco Jiménez, presidente del Grupo Nación.
Jiménez agregó que se intentó convencer a Urbina de quedarse como director, pero no aceptó y que los cambios en la dirección del diario se darán a conocer en las próximas semanas.
Cosecha periodística. Alejandro Urbina deja La Nación satisfecho con su labor. Durante su gestión, en febrero del 2005, La Nación se transformó en lo que es hoy, a través de un proceso de rediseño que varió el tamaño, la identidad gráfica y el contenido editorial del diario, entre lo que destaca la incorporación de la cobertura diaria de la noticia científica y de índole tecnológica.
El nuevo diseño, además, permitió la maximización de la efectividad de la publicidad dentro de un marco de independencia informativa y editorial.
Comprometido con la labor que debe ejercer la prensa dentro de la sociedad, Urbina dirigió una sala de redacción vigilante del accionar de los sectores públicos y privados del país.
Durante su gestión, La Nación investigó y reveló los casos de corrupción CCSS-Fischel e ICE-Alcatel que involucraron pagos de dádivas a políticos y a funcionarios públicos; el sobreprecio de los reaseguros del INS por parte de la compañía PWS, irregularidades en los reportes de financiamiento de las campañas políticas y la intervención financiera de la Conferencia Episcopal, entre otros.
Dichas investigaciones hicieron a La Nación merecedora de prestigiosos premios de periodismo, como el María Moors Cabot, que otorga la Universidad de Columbia, Nueva York, y el Gran Premio a la Libertad de Prensa que concede La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Esos galardones se suman a una lista de más de dos docenas de reconocimientos que diversos periodistas de La Nación han merecido a lo largo de la gestión de Urbina, quien asumió las riendas del diario el 1.° de abril del 2003.
En el campo social y siguiendo los objetivos trazados por este diario desde su fundación en 1946, Urbina impulsó proyectos dirigidos a promover la cultura y educación costarricenses, como la colección Leer para disfrutar , Textos escolares , la elaboración y publicación de un mapa actualizado del territorio costarricense, la impresión en tamaño póster de obras de los principales exponentes del arte en nuestro país y mapas recientes de los parques nacionales más visitados de nuestro territorio.
Trayectoria. Graduado del Instituto Tecnológico de Massachusetts en Ingeniería Informática en 1978, la llegada de Urbina al mundo de los periódicos fue casi por accidente.
Ingresó a la empresa en 1990 como asesor en el programa de Sistemas Informáticos de La Nación . Su incursión en el periodismo no ocurrió hasta 1994 cuando desarrolló, con un equipo de especialistas en cómputo, www.nacion.com , uno de los primeros sitios periodísticos latinoamericanos en la red.
Fungió como editor y gerente del semanario El Financiero y, después de obtener una maestría en la escuela de periodismo de la Universidad de Columbia, regresó a La Nación como editor de la unidad de investigación y coeditor de las páginas de opinión.
El 26 de marzo abandonará la dirección de este medio para volcar su atención en el desarrollo de nuevas avenidas del negocio periodístico.
Se va complacido de su labor como director de La Nación : “Esta ha sido la aventura profesional de mi vida”, confesó Alejandro Urbina.
