Han pasado 20 años desde que aquel muchacho recién graduado de artes plásticas con énfasis en grabado presentaba su primera exposición individual en la Galería Joaquín García Monge del Teatro Nacional.
Esa primera serie de obras Retratos a Julia , era una colección de grabados en madera inspirada en su novia de entonces, que ahora es su esposa.
El artista costarricense Alberto Murillo repasa dos décadas de trabajo arduo y constante en el campo del grabado con su exposición retrospectiva 20 años de Estam/pasión, que se exhibe en el Instituto Cultural de México.
La muestra recopila 73 obras realizadas con diferentes técnicas como grabado en madera, en metal, litografía artística, serigrafía y estampa digital.
También se exhiben cinco libros arte, es decir, encuadernaciones artísticas a base de alguna técnica de grabado.
Pasión por la estampa. Trabajar como impresor en el taller de Francisco Amighetti, su tío abuelo, selló el destino de Alberto Murillo como grabador. Sin embargo, lejos de imitar a su maestro, el discípulo absorbió sus enseñanzas para trazar su propio camino como artista.
Las vivencias con sus seres queridos, sus emociones más intimas así como la realidad de su país y del mundo alimentan su inspiración para crear. Es por ello que sus obras contemplan un amplio espectro temático que se fusiona con su depuración técnica.
“El grabado para mí es una válvula de escape y lo disfruto con mucha pasión. Mis obras reflejan todo lo que me afecta tanto positivamente como negativamente”, opinó el artista de 49 años.
La obra que da la bienvenida al espectador es Las Corridas #4, una xilografía (grabado en madera) que en 1996 ganó el Gran Premio y Medalla Goya en la X Bienal Iberoamericana de Arte en México.
Esta obra forma parte de una serie en la que el artista explora la identidad costarricense, “ Las corridas son un tipo de entretenimiento popular muy tico. Tiene que ver también con esa idea del ‘macho’ valiente que se enfrenta a la bestia pero al final no se anima a hacerlo. También se refiere a la solidaridad de sus compañeros en el ruedo”, detalló Murillo.
Esta primera sala está reservada para las obras de gran formato entre las que destacan también Gladiadores en la arena , un díptico (dos piezas) del 2002 en el que el artista desnuda las dos caras del poder político. “Esta obra surgió a raíz de toda la discusión alrededor del Combo ICE. La clase política y los intelectuales actúan muy diferente cuando están en el poder que cuando están fuera de él,” opinó el grabador.
La naturaleza y su relación con el ser humano es otro de los temas que desarrolla Murillo. La animalística funciona como analogía de las emociones y contradicciones humanas. La serie Los Cuervos (1994), realizada mientras cursaba estudios en la Universidad de Iowa para obtener una maestría en grabado.
“Mi primer invierno en Estados Unidos fue solitario y sombrío. Cuando salía a caminar mi única compañía eran esos animales así es que pude apreciar su lado sociable”, recordó el artista.
En la serie Bosque nuboso (2006) el grabador juega con las tonalidades entre el blanco y el negro para plasmar la atmósfera densa, profunda y oscura de la vegetación de ese ecosistema.
El artista afirma que su obra actual se centra en su vida familiar, al lado de su esposa Julia y el pequeño Emiliano, de nueve años. La serie Ballet Tárcoles (2009) comprende varias de sus estampas digitales. “No pretendo ser fotógrafo, pero me interesa experimentar con las técnicas de impresión. Estas obras son en realidad fotos digitales conceptualizadas como un grabado”, afirmó el artista.
La muestra se exhibe hasta el 28 de julio. El Instituto Cultural de México se ubica en San Pedro de Montes de Oca, 250 metros al sur de la Subarú en Los Yoses.