Danny Brenes Brenes danny.brenes@nacion.com
Las piezas se acomodan unas encima de las otras, como si fuese un juguete de cerámica horneada lo que descansa en una de las mesas de la exposición, islotes repartidos en el centro de la galería.
Seguramente nadie más que la autora, Ivette Guier, sabe con exactitud cuántos fragmentos –unos junto a otros, unos contra otros– dan forma a Abrigo , una obra escultórica del 2012.
Alrededor de la pieza, en las paredes de la habitación cuelgan decenas de cuadros: llenos de color o monocromáticos; negativos de fotografía; dibujos hechos con hilo; una piedra esculpida que simula las formas curvas de una sirena; paisajes tropicales y detalles que recuerdan escenas propias de la costa.
Las obras que colman la habitación –incluida la escultura desarmable de Guier– forman parte de Hacedores en el tiempo , exposición que –desde el 4 de diciembre y hasta el 26 de febrero próximo– toma forma en la Galería Dinorah Bolandi, que se ubica en el segundo piso del Teatro Popular Melico Salazar .
En ella se reúnen 27 obras pertenecientes a 14 maestros que son miembros honorarios de la Asociación Costarricense de Artes Visuales (ACAV).
Pinturas, grabados, esculturas: la oferta es variada y se sostiene en la preponderancia de sus autores, todos ellos consagrados en la historia reciente de las artes plásticas costarricenses.
“Estamos ante el trabajo de verdaderos referentes que se mantienen activos y que, por su trayectoria, han sido invitados a formar parte de la ACAV”, cuenta Carlo Acevedo. Además de ser él mismo artista y parte del comité curatorial de la Galería Dinorah Bolandi, Carlo trabaja como productor audiovisual y asesor de Hacedores en el tiempo .
Sobre los maestros que conforman la exposición, Acevedo remata: “Es un honor contar con ellos en esta muestra”.
Master palette. Aunque motivo de regocijo para organizadores, visitantes y artistas por igual, la abundancia omnipresente –casi germinal– de Hacedores en el tiempo significó un complicado reto para el montaje y el recorrido visual de la exposición.
A lo largo de la muestra no existe un hilo conductor temático. Las técnicas empleadas por los maestros, también diversas entre sí, tampoco permiten hermanar las obras.
A la adversidad se la toma por los cuernos, se la doma, se la convierte en aliada. Así, cuando homogeneizar se hizo imposible, la solución fue celebrar la contraposición y la exuberancia sin descuidar el equilibrio.
“Dicho de la forma más coloquial posible, procuré que una obra no se comiera a la otra”, asegura Lourdes Robert, quien realizó el trabajo de museografía.
Robert trabaja en el Museo de Arte Costarricense. Esta institución y el Teatro Melico Salazar son las dos partes involucradas en el acuerdo que dio origen a la Galería Dinorah Bolandi. Entre sus compromisos, el MAC asumió las tareas de montaje y curaduría de las exposiciones que se montan en este espacio.
En Hacedores en el tiempo, Robert alterna entre nombres y técnicas para acompañar al visitante durante el recorrido visual. A falta de un común denominador que sirva de puente entre las obras, predomina un delicado balance de exponentes y trabajos.
Una serie de dibujos con hilos de Dinorah Carballo, Del cuento de las pequeñas cosas, se acomoda al lado de un acrílico sobre tela, de Jorge Tamayo. También es posible encontrar una xilografía de Luis Paulino Delgado Jiménez titulada Federico entre Ensenada, acuarela sobre papel de Grace Herrera, y Carnicería San Martín, ampliación digital de negativo en color, de Vicky Cabezas.
La exposición haría feliz a H. G. Wells. Recorrerla es moverse en el espacio y también en el tiempo: es un viaje que primero se remonta décadas y luego regresa a los primeros meses del 2014.
La pieza más antigua de la colección es de Juan Luis Rodríguez Sibaja y lleva el título de Transmutación: un rostro, deforme y hermoso, observa a quien le preste atención, encerrado en una celda blanca mientras lo rodean otros ojos fantasmales, aún más trastocados por el blanco y negro de la pieza. Aguatinta y aguafuerte se combinaron en 1968 para dar forma al grabado, una pieza fundamental de Hacedores en el tiempo.
Maestros y alumnos. La Galería Dinorah Bolandi abrió sus puertas en mayo de este año. De acuerdo con Carlo Acevedo, su propósito es –y lo ha sido desde su gestación– abrir puertas a talentos emergentes, jóvenes o no tanto, que cuentan con propuestas de calidad.
“Gracias a la visión de José Raventós, este teatro nació hace muchísimo tiempo como una alternativa ante las élites”, cuenta Acevedo. “De la misma forma, esta galería brinda una oportunidad a artistas que por lo general suelen chocar contra un muro de exigencias difíciles de cumplir para un artista que da sus primeros pasos”, añade.
Marielos Fonseca, actriz, productora y directora del Teatro, agrega que el trabajo de la galería se inició cuando el año ya les había robado varios meses, pero la Galería Dinorah Bolandi ha logrado albergar numerosas propuestas interesantes y frescas.
“Ya hemos planeado el calendario del 2015 y seguiremos esa misma senda para generar nuevos espacios para los nuevos artistas del país”, dice Fonseca.
No están descartadas exposiciones como Hacedores en el tiempo, que muestran obras de artistas de renombre, pese a la notable intención de abrir espacios a propuestas noveles y de servir de plataforma a quienes intentan hacerse un espacio en las artes visuales del país.
“Tener una presencia importante de pesos pesados da un mayor prestigio a la galería. La consecuencia de esto es que los emergentes, quienes son el primordial punto de interés nuestro, sientan un mayor aliciente de exponer aquí”, expresa Acevedo. “La presencia de los maestros valida el trabajo de quienes aprendemos de ellos”, añade.
La ventaja crucial que ostenta la Galería Dinorah Bolandi sobre otros espacios de exposición en el país es su cercanía a cantidades importantes del público. El espacio se ha beneficiado y ha tenido una visitación exorbitante gracias a las actividades del teatro, capaces de convocar a centenares de personas en un solo día.
“Solo en este año, los números del Melico Salazar alcanzaron los 800.000 visitantes”, cuenta Acevedo. “Un porcentaje importante de esa cantidad monumental nos visita antes de las obras escénicas que presentamos, o en los intermedios. Calculamos que unas 150.000 personas han entrado en la galería desde que abrimos sus puertas”, concluye.
Hacer, compartir, enseñar. En el texto de introducción a la muestra, la artista Li Briceño, quien preside la Asociación Costarricense de Artes Visuales, dice que ser un hacedor “conlleva una disciplina de trabajo diaria”.
“Un ‘hacedor’ despierta, resalta, enseña, contesta y colabora”, escribe. Un hacedor “permite apoyar e iluminar nuestro proceso creativo para que en el futuro los artistas se nutran”, agrega Briceño.
Expuestos a un viaje temporal –heterogéneo y cuantioso en artistas y técnicas–, los visitantes de la Galería Dinorah Bolandi recorren, acaso sin percatarse, algunos de los puntos más trascendentales de la historia reciente de las artes plásticas de Costa Rica, representados en el trabajo de sus maestros, de sus hacedores.
La exposición está abierta desde el 4 de diciembre hasta el 26 de febrero del 2015. La Galería Dinorah Bolandi está ubicada en el segundo piso del Teatro Melico Salazar; su horario está sujeto a las funciones del teatro. Más información: teléfono 2295-6000.