Por su larga duración –tres horas– en 1997 la versión pirata de Titanic se alquilaba en dos casetes de VHS. En los videoclubes de Guanacaste, por ejemplo, el par de cintas eran oro puro y pocas veces estaban disponibles.
“No está muchacho. Está alquilada”, se escuchó decir muchas veces en aquellos famosos y pululantes establecimientos rurales.
En 18 de noviembre de 1997 James Cameron estrenó uno de sus filmes más ambiciosos. Ese día, el mundo comenzó a volverse loco por la cinta
Ni modo, había que esperar mejor suerte. A quienes por distancia, tiempo o posibilidades económicas no habían podido ver la cinta en cines, no les quedaba de otra.
Ya con película en mano la experiencia era sublime. Toda la familia –con vecinos incluidos– apartaban la tarde, alistaban las palomitas y se reunían a ver Titanic en la salita de casa.
No era para menos. En la tele y en todo lado se hablaba mucho de que la película era fantástica, que Leo DiCaprio salía guapísimo y que los efectos especiales hacían sentir a la audiencia como si realmente estuviera a bordo del famoso barco, siniestrado en 1912 al chocar con un iceberg.
Hoy sábado, 18 de noviembre, se cumplen 20 años de aquellas curiosas y verídicas vivencias. Dos décadas del estreno de un fenómeno fílmico que estableció varios récords de taquilla en todo el mundo, ganó 11 premios Óscar de la Academia y que además de enamorar a la crítica de aquel entonces se convirtió en todo un ícono de la cultura pop.
Memes de toda clase, libros, parodias televisivas y documentales relacionados con la cinta son cotidianos aún por estos días.
Ni el propio director de la cinta, James Cameron, ni casi nadie en Hollywood, habría imaginado el impacto que iba a tener aquella película. Fue, simplemente, una locura.
Por ser una producción tan cara para la época –$200 millones– y la desatada ola de rumores sobre problemas en el rodaje, muchos presagiaban que quien iba a naufragar como el Titanic era el mismo Cameron, quien testarudamente había metido cabeza en hacer una cinta tan ambiciosa.
Otros dudaban de su capacidad de hacer una película con tintes románticos, sobre todo porque a la fecha su expertise nos hablaba de filmes rudos como Terminator –parte I y II, Aliens: el regreso y el guion de una de las cintas de Rambo, con Sylvester Stallone.
Pero a todos calló la boca.
La cinta salió en cines y el mundo entero comenzó a abarrotar las salas. Todos querían ver la réplica más grande del Titanic jamás hecha –solo un poco más pequeña que el barco original–, embarcarse en su delirante proa y conmoverse con un romance marcado por la tragedia: el de Jack Dawson y Rose De Witt, interpretados por unas jóvenes promesas llamadas Leonardo DiCaprio y Kate Winslet.
Las cifras de taquilla comenzaron a asombrar a todos y fueron el primer indicador de que el largometraje pasaría a la historia. En 1997, durante toda su estadía en cines, la cinta recaudó $1.843 millones, convirtiéndose en la más taquillera de la historia del cine en aquel entonces.
En el 2012 la cinta se reestrenó en formato 3D, amasando en total $2.186 millones. Se colocó así como la segunda película con mejor recaudación después de Avatar (2009).
“En Costa Rica fue igual. Una completa locura. Rápidamente se convirtió en la más vista y las filas para verla eran interminables”, recordó Luis Carcheri, de la distribuidora Romaly.
“Fue especial eso. Porque a pesar de que la cinta era muy larga, lo que hacía que la pudiéramos programar en menos funciones de lo usual, de todas maneras llegó a romper récords”, agregó Carcheri.
Era mucha la gente viendo Titanic, por lo que era inevitable que estuviera en boca de todos. Así fue como DiCaprio y Winslet –ambos hoy actores consagrados y dueños de un Óscar– apuntalaron sus carreras y subieron para siempre a las cima de la popularidad.
Pasaron a ser estrellas. Su química en pantalla fue un meloso y bestial boom. Mientras El País de España hablaba sobre “un espectáculo visual sin precedentes” y una “impresionante y romántica historia sobre la tragedia del mítico trasatlántico”, la gente salía del cine con el ojo aguado.
“Yo la fui a ver con mi hermana Michelle en un día de colegio. No sabíamos que era tan larga. Me acuerdo que salimos del cine como a la medianoche y lo más curioso era ver la cara de la gente: salía supertriste de lo que pasaba”, narró Miguel Gómez, cineasta nacional.
Con una bella y emocional pieza de Celine Dion avivando la pena –la oscarizada My Heart Will Go On–, la muerte de Jack era la culpable de tanto desasosiego. No podía ser que el frío y profundo océano se tragara ese amor rebelde, que con solo un beso le pegaba una patada a la odiosa división de clases.
“Esta relación romántica rivalizó con cualquier otra que se haya visto en el cine. Fue un hito de la cinta”, opinó el crítico Mario Giacomelli.
William Venegas tiene una opinión similar. Para el crítico de La Nación la relación romántica –que destacó sobre la misma tragedia–, “le dio presencia” al largometraje.
Tanto impacto generó el deceso de Jack que la escena en la que muere se convirtió en una de las controversias más grandes del cine. ¿En la tabla en que Rose estaba flotando hubieran podido posarse y salvarse los dos amantes?
Solo hasta hace unos meses, luego de años de preguntas incómodas al respecto, Cameron aceptó su error.
“Me lo preguntan todo el tiempo y ahora puedo decir que sí, que debí haber construido una puerta más pequeña”, expresó entre risas el cineasta, dándole así la razón a quienes cuestionaban ese triste momento de su filme.
Desde entonces a DiCaprio y a Winslet no se les puede ver juntos en ningún lado, pues su sola presencia despierta un sinfín de emociones.
Reconocimiento aparte merece Gloria Stuart, que hizo de de Rose en su vejez. Con su soberbia actuación, a los 87 años de edad, se convirtió en la actriz de mayor edad nominada a los premios de la Academia. Ella falleció en el 2010, a los 100 años.
Legado
Aparte de la frase “Soy el rey del mundo” – considerada por la American Film Institute (AFI) como una de las mejores frases de la historia del cine–, subirse virtualmente a la nave transatlántica desde la butaca y las dos nuevas estrellas del firmamento actoral que presentó la cinta, para Giacomelli el principal legado de Titanic es su osadía.
“Titanic fue una hazaña técnica impresionante. El arrojo de Cameron le dijo a la industria que era posible recrear una de las mayores tragedias del siglo XX con un realismo sobrecogedor”, opinó el crítico.
“Los efectos especiales que presentó película y la reconstrucción, casi a escala, del transatlántico, marcaron una forma de hacer las cosas”, agregó.
De Cameron y su oficio como guionista, Giacomelli destaca la magia, claridad y tino de contar a las nuevas generaciones una lección necesaria y trascendental en la historia del mítico Titanic.
“De la manera más popular posible la cinta funcionó como un recordatorio de aquella pose arrogante del hombre industrial, que creía que podía hacerlo todo. El Titanic no se podía hundir decían, y como castigo divino se hunde en su primer viaje”, finalizó Giacomelli, quien en 1997 le puso un 9 –de diez puntos posibles– a la cinta.
En la clasificación de la American Film Institute (AFI) Titanic aparece como la sexta película más épica de la historia.
Si esto fuera un post de Facebook muchos le darían ‘like’, aunque muchos otros optarían por el emoji enojado. Sí, Titanic también tiene sus detractores.
“Es de esas cintas importantes como registro, sobre todo por asuntos de premios y de recaudaciones, pero tampoco es que cambie de manera definitiva el estilo de los filmes de catástrofes. La película me gustó pero mucho de su éxito es un asunto mediático”, opinó Venegas.
El caso es que digan lo que digan Titanic siempre será Titanic. Para bien o para mal, una megapelícula para el recuerdo.
Seis frases célebres de Titanic
- 1). “Soy el rey del mundo...” (Jack Dawson - L. DiCaprio).
- 2). “Si tu saltas yo salto... ¿Recuerdas?...” (Rose De Witt Butaker - K. Winslet).
- 3). “Mi corazón latió todo el momento. Fue el momento más erótico de mi vida. Al menos hasta entonces...” (Rose De Witt Butaker. G. Stewart).
- 4). “Caballeros fue un honor tocar con ustedes esta noche...” (Uno lo de violinistas que tocaba durante el naufragio).
- 5). “¡Música para ahogarse, ahora sé que estoy en primera clase!”. (Tommy Ryan - Jason Barry).
- 6). “Estoy volando, Jack”. (Rose De Witt Butaker - K. Winslet).Tema de lujo
Tema de lujo
My Heart Will Go On, tema central del filme, ganó el Óscar a mejor canción y fue un éxito comercial rotundo. El tema, interpretado por Celine Dion, colaboró para que la banda sonora del filme vendiera más de 30 millones de copias.