Tras librar una batalla de varias semanas contra la covid-19, Eduardo Moreno Laparade, sobrino de la leyenda Mario Moreno Cantinflas, falleció el sábado 21 de febrero. Además del dolor que deja a sus familiares y amigos más cercanos, la muerte de Moreno Laparade también trae un problema cultural, ya que no se sabe qué pasará con los derechos de las 39 películas que grabó Cantinflas y que eran propiedad de su sobrino.
Moreno Laparade fue internado el 19 de enero en un hospital mexicano porque se contagió de covid-19. Desde entonces sus allegados habían informado de que se encontraba estable pero requería de muchos cuidados, incluso fue sometido a una traqueotomía para reducir su dependencia de un respirador artificial.
El primero en dar a conocer la noticia fue el actor y productor Jorge Ortiz de Pinedo, amigo y colaborador cercano del sobrino de Cantinflas. “Solidario, bondadoso, cariñoso e irremplazable amigo. No hay palabras que describan el inmenso vacío que deja su partida”, publicó Ortiz de Pinedo en sus redes sociales. La causa de la muerte fue un infarto respiratorio derivado de la covid-19; Moreno Laparade tenía 81 años.
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A Eduardo Moreno Laparade su tío, Mario Moreno Cantinflas, lo apodaba “El Mariachi” porque se la pasaba todo el tiempo a caballo en el rancho “El Detalle”, una de las propiedades que tenían en San Luis Potosí. Hijo de Eduardo Moreno Reyes, quien fue el apoderado de Cantinflas durante más de 45 años, siempre acompañaba a su padre y a su tío en los asuntos legales.
Un mes después de que su tío murió, Laparade y su padre se unieron para crear una fundación que promoviera la cultura tratando de seguir el ejemplo de Cantinflas, quien siempre fue un hombre altruista. Laparade estuvo al frente de la fundación Mario E. Moreno hasta el día de su muerte a causa de covid-19. Su labor a través de esta fundación fue apoyar durante 27 años a distintas organizaciones como casas hogares, hospitales y escuelas para niños con síndrome de Down, además es una editorial en la que se elaboran libros gratuitos para entregar en los colegios.
Heredero de las películas
La vasta producción cinematográfica de Cantinflas es considerada una joya de la historia de la comedia en Latinoamérica y tras la muerte del conocido como el Mimo de México, fue su sobrino Eduardo Moreno Laparade el heredero de 39 de los filmes del actor; sin embargo, esta herencia provocó una disputa legal de varios años contra Mario Moreno Ivanova, el único hijo de Cantinflas.
Luego del fallecimiento de Cantinflas, el 20 de abril de 1993, se iniciaría un pleito legal desgastante de más de 20 años entre Moreno Laparade y Moreno Ivanova. Según defendió Laparade, fue en el hospital mientras su tío estaba en su lecho de muerte, cuando le firmó un acuerdo donde le cedía los derechos de estos filmes.
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Durante el litigio Ivanova incluso contó que vendió todo lo que su papá le había heredado, desde una mansión en Paseo de la Reforma hasta un lujoso coche antiguo, para pagar los abogados y trámites en la lucha que finalmente perdió porque no podía seguir con los gastos. En el 2014 la corte falló a favor de Laparade como titular del total de las películas, entre las que se incluyen clásicos como El profe, Don Quijote cabalga de nuevo, Conserje en condominio, El ministro y yo, El Patrullero 777 y El barrendero.
Tres años después, en mayo del 2017 Ivanova falleció a los 57 años de edad debido a un infarto; su esposa y socia Tita Marbaez aseguró entonces que su esposo “dejó en orden sus papeles”. Ella fue nombrada heredera universal de los bienes de Mario, que era la herencia completa de Cantinflas, por lo que ahora es dueña de la empresa “Mundo Cantinflas”, que comercializa productos bajo el nombre del cómico; pero no es la titular de los derechos de las películas.
Hasta el momento, por lo pronto de la noticia de la muerte de Moreno Laparade, la familia no se ha manifestado sobre cómo o quién manejará los derechos de las transmisiones de las películas de Cantinflas. Habrá que esperar a ver si el legado sigue cumpliendo lo que Mario Moreno Cantinflas una vez dijo: “La primera obligación de todo ser humano es ser feliz, la segunda hacer feliz a los demás”.