“Si han de parpadear, háganlo ahora”. Parece una advertencia inofensiva que casi podría pasar desapercibida. Lo cierto es que esa primera frase de la película animada Kubo y la búsqueda samurái debería agradecerse.
Un amable consejo busca asegurar que el espectador no se pierda ni un solo segundo y, que por su bien, se deje perder en la majestuosidad de su realización. A fin de cuentas, estamos ante una cinta de animación como pocas hemos visto.
Si usted es de los que cree que las películas animadas son creadas para el disfrute único de los niños, olvídense de ese absurdo engaño cuanto antes.
De los mismos creadores de la nominada al Óscar , Los mundos de Coraline (2009), llega una experiencia cinematográfica que lleva al público a conocer las maravillas del cine animado... pero no cualquier cine animado.
La esencial diferencia entre todas las películas de su género es que Laika Entertainment, la productora, se especializa en la animación stop motion ; es decir, en vez de utilizar imágenes generadas por computadora para sus cortometrajes y largometrajes, presenta figuras fotografiadas cuadro a cuadro.
Tan fluidos son sus movimientos que con facilidad se olvida que lo que se está viendo no es creado por los complicados avances de la computación, sino que son muñecos reales capturados para simular desplazamiento.
Desde ya, la cinta realizada con un presupuesto de $60 millones y que inició su producción en el 2014, se posiciona –y no de gratis– como una de las favoritas para ganar el Óscar a la mejor película animada.
Un viaje a Asia. En el antiguo Japón, un niño llamado Kubo vive con su madre enferma en un alto acantilado sobre el mar. Con la voz en inglés de Art Parkinson, de Game of Thrones , Kubo se gana su vida cautivando a las personas de un pequeño pueblo con su talento mágico de contar épicas historias a partir de origami y su apreciado shamisen, un fascinante instrumento musical.
Su tranquila vida se suspende cuando accidentalmente convoca a un espíritu de su pasado que baja desde los cielos para hacer cumplir una antigua venganza. En su huida, Kubo une fuerzas con una feroz simio (interpretada por la ganadora del Óscar, Charlize Theron) y un escarabajo samurái (Matthew McConaughey). Los tres emprenden una aventura para encontrar a su desaparecido padre, el mayor guerrero samurái.
Desde la producción. Según Travis Knight, director y presidente de Laika, su empresa ha perseguido con entusiasmo los objetivos más simples: hacer películas que importen. “Por supuesto, esa simple declaración oculta la enorme, agotadora y tediosa complejidad de crear una película animada de cero, y lenta y minuciosamente hacer que cobre vida de un cuadro a la vez durante el transcurso de varios años. Pero, dejando todo eso de lado, quitando todo lo demás, somos simples narradores”, asegura.
“El arte en su mejor forma se dirige a nuestra humanidad compartida y en ningún lugar resulta más evidente que en el arte de narrar historias. Las buenas historias pueden otorgarnos tremendos regalos: nos permiten ver el mundo a través de ojos ajenos; nos permiten experimentar otra historia como si fuera nuestra”, añade. “Pueden abrirnos a nuevas ideas, a nuevas formas de pensar, de reconocer la conectividad oculta de todas las cosas. Una buena historia puede generar empatía, una buena historia puede cambiarte”.
Para este cuarto proyecto desarrollado por Laika, también creadores de The Boxtrolls (2014), uno de los fichajes claves fue el del actor estadounidense Matthew McConaughey, mismo que la eligió como su primera película animada.
“Estoy muy seguro de que no he hecho películas adecuadas para niños durante un largo tiempo. Así que dije: ‘hagamos una para mis hijos’”, expresa. “Me entusiasmaba poder interpretar al alivio cómico de la historia, un escarabajo samurái con amnesia”.
Más allá de la superficie humorística, el actor considera que Escarabajo es un gran guerrero en su mente. “La maldición que le han echado hace que no esté muy seguro de quién es o de dónde viene. A lo largo del camino, él comienza a reconectarse con su linaje de manera consciente. Su falso optimismo lo hace atractivo y, finalmente, lo ve atravesar grandes desafíos”, añade.
La crítica. En el fin de semana de estreno en Estados Unidos de la cinta realizada por un equipo de producción de más de 600 personas, Kubo abrió con $12,6 millones de ganancias, la taquilla de apertura más baja de todas sus producciones, a pesar de ser la mejor criticada.
“Una aventura animada absolutamente cautivadora (...). Una deslumbrante delicia que mezcla hábilmente un colorido folclore con un diseño visual familiarizado con el origami”, escribió Michael Rechtshaffen, de The Hollywood Reporter. Leah Greenblatt, de Entertainment Weekly, la describió como “un oasis visualmente impresionante y ricamente imaginado (...). Y una de las primeras películas verdaderamente originales del año”.
Sam Adams, de The Wrap, indicó que “no es una película perfecta, pero hay auténtica magia en ella, y eso es más importante, y no menos habitual, que la perfección”, y David Ehrlich, de Indiewire , se sumó a las buenas impresiones: “Asombrosamente bella y completamente sincera, la mejor película de animación del 2016. Una de las mejores películas de cualquier tipo, en realidad”.
Para el director, Travis Knight, el gran poeta Robert Frost escribió que nada dorado permanece, y tenía razón.
“La belleza es efímera. La magia es breve. La maravilla se desvanece... y la vida misma no está hecha para durar. Pero, cuando sucede, hay algo que puede seguir: nuestras historias”, dice.
“El duradero poder de las historias me recuerda que el arte puede trascender cualquier tiempo, lugar y cultura. Me recuerda que estamos todos conectados; que todos tocamos la superficie del mundo y que el arte puede acercarnos a pensamientos, emociones y experiencias compartidas y dirigirse a eso que nos hace quienes somos. Mi gran esperanza es que Kubo y la búsqueda samurái sea esa clase de historia”, afirma.