Nada pudo haber preparado al productor de La La Land Jordan Horowitz para el desalentador momento que vivió el domingo en los Óscar: pasó de dar el discurso triunfal a convertirse en el improvisado presentador del galardón para sus contrincantes.
Horowitz no solo aceptó la derrota, sino que dijo sentirse “orgulloso” de entregar el Óscar a “sus amigos” de Moonlight , a quienes extendió un fraternal abrazo.
Pero más allá de la pena, su acción fue aplaudida por muchos, quienes lo catalogaron como un ejemplo digno de admirar en medio del convulso contexto social y político que enfrenta Estados Unidos, con una gama de valores cada vez más desteñidos.
“Este tipo de comportamiento no debería ser del todo excepcional, pero la verdad ha sido difícil de encontrar últimamente. Acabamos de salir de una elección en la que los políticos han bailado alegremente alrededor de hechos, y el presidente sigue haciendo afirmaciones falsas y engañosas”, aseveró The Washington Post.
La actitud de Horowitz fue también destacada por el director de Moonlight , Barry Jenkins, quien horas después de la gala admitía seguir dándole cabeza a todo lo acontecido.
“Wow, me estoy sumergiendo lentamente en una perspectiva de reflexión. Mucho respeto para este tipo”, tuiteó.
“Gracias, Barry. Felicitaciones y mucho amor”, le contestó Horowitz.