Dos años después de que la taquillera Cincuenta sombras de Grey (2015) disparara las ventas de sales aromáticas, volviera locas a las chicas y fuera un boom de taquilla, la historia de Christian Grey y Anastasia Steele vuelve “más oscura” y con herramientas más osadas.
La fetichista pareja, encarnada por el actor norirlandés Jamie Dornan y la estadounidense Dakota Johnson, repite en la gran pantalla con Cincuenta sombras más oscuras (2017), el siguiente capítulo en los bestsellers de E.L. James.
El cóctel de sumisión erótica, juegos de cuerdas y sugestivos vestidos de noche, estarán una vez más presentes en esta cinta dirigida por James Foley, que asumió el proyecto tras la salida de Sam Taylor-Johnson, aparentemente por discusiones con el autor durante la filmación de la primera película.
Cincuenta sombras más oscuras arranca donde quedó el anterior capítulo. Muestra a Christian Grey muy herido y tratando de persuadir a Ana para que vuelva a su lado.
Pero mientras está en ese trance algo extraño pasa: figuras oscuras de su pasado comienzan a asediarlo.
Se trata de Grey enfrentando sus demonios interiores, mientras que Anastasia, una vez más, “confronta sus sentimientos de confusión y rabia en torno a su relación con el atractivo y misterioso millonario”.
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La nueva historia –gracias a varios papeles de reparto–, es complementada por viejos conocidos. Una de ellas es Marcia Gay Harden, que ganó un Óscar por su interpretación de la pintora Lee Krasner en Pollock (2000).
Además, el elenco incluye a nuevas figuras como la también oscarizada Kim Basinger (L. A. Confidential), que interpreta a la ex de Christian. Su personaje, de forma muy visual, introduce a Grey al BDSM –siglas de bondage , dominación, sumisión y masoquismo–.
Aunque James Foley asegura que Cincuenta sombras más oscuras representa un gran avance con respecto a su antecesora, la crítica no piensa lo mismo. Ni a nivel de narrativa, ni a nivel técnico.
Además de despedazarla con análisis sumamente humillantes, la crítica se apega a un conocido refrán: “es el mismo perro pero con distinto collar”.
The Hollywood Reporter detalla que Cincuenta sombras más oscuras es “tan sosa” como la primera y The Independent la tacha de reunir, una vez más, un “bufete de estupidez y placeres bobalicones”.
Éxito asegurado. El año pasado Foley filmó Cincuenta sombras más oscuras y al mismo tiempo el tercer capítulo de la serie, Cincuenta sombras liberadas , que se estrena en 2018.
Eso no es casualidad. La saga genera tantos réditos económicos que valía la pena seguir cosechando sobre la misma fórmula de erotismo y sometimiento.
Tras el lanzamiento de su tráiler oficial, la película lidera los intercambios en redes sociales con 246.000 nuevas conversaciones desde la semana pasada, según la firma de análisis de datos ComScore.
Aunque no por eso deba esperar lograr la taquilla de Star Wars. Los especialistas esperan una taquilla cercana a los $40 millones en el estreno, nada mal para una película que costó $55 millones.
En el 2015, la primera película de la saga recaudó $571 millones en todo el mundo.