Enfundada en un vestido negro, lentes oscuros y con una pistola en cada mano, Lexy se abre paso dentro de la distópica narrativa de Matrix con absoluta propiedad. Comandando al pirotécnico personaje va Eréndina Ibarra, actriz mexicana que se insertó con igual naturalidad como pieza visible en una de las franquicias de ciencia ficción más emblemáticas del cine. Lexy y Eréndina son “hermanas” pues, a su manera, las dos crecieron influenciadas por The Matrix.
Recapitulemos: en 1999 las hermanas Lana y Lilly Wachowski sorprendieron al mundo con The Matrix, filme en el que la raza humana vive en un mundo de ilusión, inconsciente de que en realidad sus vidas son controladas por máquinas. Aquellas personas que logran “despertar” y salir de la matriz de simulación se unen a la resistencia contra el dominio de la inteligencia artificial. Al frente de esta historia estaban Neo (Keanu Reeves) y Trinity (Carrie-Anne Moss), amantes, líderes y serios pateadores de traseros. Aquella película cambió al cine para siempre, sembró preguntas filosóficas que aún hoy cavilamos y abrió la puerta para dos continuaciones (Matrix Recargado y Matrix Revoluciones) que convirtieron a todos los involucrados en millonarios, aunque su calidad se quedó corta frente al filme original.
Tras completar en el 2003 la trilogía, las Wachowski dieron por cerrado el capítulo y se lanzaron a hacer otro tipo de historias innovadoras e independientes. Y aunque el estudio Warner Bros. siempre vio con buenos ojos un eventual regreso de la saga, las hermanas creadoras prefirieron explorar nuevas voces y posibilidades, como sucedió con su serie original Sense8, de Netflix.
Aquella serie, rodada en todos los continentes, contaba la historia de ocho desconocidos hermanados por un vínculo desde el nacimiento y que se sienten y colaboran aunque estén a miles de kilómetros de distancia. En el elenco de Sense8 brilló con especial fuerza Eréndina, quien ahí interpretó a Daniela. La actriz, quien también ha sido parte de otras series como Las Aparicio e Ingobernable, construyó un vínculo artístico y personal con las Wachowski que, a la postre, la tendrían como la figura latina visible en el muy diverso elenco de Matrix Resurrecciones, la cuarta y largamente esperada entrega de la saga.
La película, que recién se estrena en los cines del mundo, nos devuelve al mundo y relación de Neo y Matrix, de nuevo interpretados por Reeves y Moss. Lexy, el personaje de Ibarra, es parte de una nueva generación de combatientes liberados del control mental de la matriz y que se siente especialmente identificada con la leyenda de Trinity.
Días atrás, la actriz de 36 años conversó con Viva sobre el camino que la llevó a ser parte de Resurrecciones. Ella fue una de las tantas personas involucradas en Sense8 que fue convocada por la directora Lana Wachowski para ser parte de la nueva cinta, una que hace unos años parecía improbable y que hoy más bien juega con la obsesión hollywoodense por los refritos.
— ¿Qué recuerdos tenés de las anteriores películas de Matrix?, ¿las viste en el cine?
— Tuve la oportunidad de verla en cine. Tengo un recuerdo muy claro de la intención de ir al cine a entretenernos y a pasar un día ligero, tranquilo y luego tener la sensación de haber salido del cine como un persona distinta. Me acuerdo perfecto de después volver a ver a mis ‘amigues’ y y decir: “¿Alguien más vio la misma película que yo? ¿Cómo pueden estar tan tranquilos comiéndose su hamburguesa? ¿Cómo sabemos que es real? ¿Esa hamburguesa nos sabe así o estamos programados?” De por sí siempre fui una persona que ponía todo en tela de juicio y después de ver esa película me volví la más intensa en buscar el por qué, el cuándo y el cómo todo.
—De tu carrera ya hemos visto bastante en la televisión de América Latina y llega la oportunidad de Sense8 que es tu primer contacto con las Wachowski. El personaje de Daniela a mí me pareció fascinante, muy divertido y humano. Contanos de esa experiencia pues es a partir de ahí es que se construye la relación que termina desembocando en Matrix.
— Justo así es. Yo digo que cuando Lana hace casting, hace casting de almas. En Sense8 desde que nos vimos hubo como un reflejo y una afinidad muy especial pero conforme avanzó la serie y la creación juntas nos dimos cuenta que funcionamos muy bien como equipo. Yo fui educada en cuanto a mi trabajo actoral a no poner en duda nada sino a decir que “sí” siempre, y eso es algo que ella agradece mucho. Y en Sense8 era literal ‘aquí vas a solucionar esto’ y yo “sí, jefa. Va, sí jefa”. Los que estábamos involucrados en esta película somos The House of Yes, la familia del Sí, de todo lo que se necesita hacer para contar la historia, ponemos nuestro corazón y eso es algo que siento nos abrió la puerta para Matrix. Lana quería contar esta historia con su familia y estoy profundamente agradecida por ser considerada parte de esa familia. Algo que mucha gente no sabe es que hasta los extras, la gente que está involucrada es gente de nuestra familia, está su esposa atrás en una escena, nuestros ‘amigues’ de Berlín en otras escenas, está mucho elenco de Sense8 en la película, hay muchos guiños a la serie. Nos dimos cuenta de que crear arte es increíble pero crear arte en un espacio seguro es mágico y ella lo que generó es un espacio seguro para crear una pieza nostálgica de las primeras (películas) pero diferente e innovadora.
— Tengo entendido de que el papel de Lexy que hacés en Matrix estaba pensado desde un inicio para que fuera tuyo, que no hubo un proceso de casting sino que fue algo hecho a la medida...
— Si, justo todos los personajes como Berg (Brian J. Smith), Shepard (Max Riemelt) y Lexy fueron a la medida. Si somos parte del crew Sense8 se nos pensó en personajes que pudieran enaltecer nuestras capacidades que le gustan a Lana. Por eso mi personaje dispara tanto, maneja, hace todo lo que le encanta a Lana que yo hiciera y habla de temas también que son importantes para mí, Eréndira, como persona y para ella también, que son puntos de encuentro importantes.
— ¿Qué tal fue ese proceso de rodaje de Matrix, al lado de Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss?
— Fue una locura. Yo todos los días me despertaba y hacía una meditación y siempre terminaba diciéndome que no puedo creer que estoy aquí. Qué padre estar aquí pero qué locura, pellízquenme por favor porque estoy pasada al lado de Keanu y de Carrie Anne y creo que un año después sigo sin digerirlo, y menos después de ver la película... lloré todo el tiempo que me veía ahí arriba. Fue muy emocionante.
Es una película que me definió, que es parte de mi historia personal y Keanu y Carrie-Anne son los motores de esa historia y tuve la oportunidad no solo de funcionar sino de completar un poco lo que estaban haciendo porque somos los traductores del lenguaje de cámara de Lanna, de este nuevo lenguaje que perfeccionó durante Sense8, porque de repente no entendían por qué no había cortes o por que no ensayábamos algo y les explicamos que nos vamos a ir encontrando en el camino, no necesitamos ensayar, toda va a salir, vas a ver, porque ella busca esa frescura, vez una claqueta en un día en vez de claqueta en cada escena. Así que para ciertos actores más tradicionales, más estructurados, puede ser más complejo pero para los que ya estuvimos en Sense8 y vimos la magia de la edición de Joseph (Jett Sally), que justamente es el editor de esta película, había esta seguridad de decirle a nuestros ‘amigues’ nuevos “relájate, va a estar increíble. Tu déjate llevar, flojito y cooperando, que Lana sabe lo que está haciendo’.