La imagen viva de un tierno y querido abuelo, camina sonriente con los pies de Carlos Luis Zamora. A sus 78 años, él es Gabo en
Luego de ver la cinta o de conversar un rato con “su persona” (como es una de sus muletillas), son pocos los que se resisten a su encanto; matizado por la sencillez, ternura y buen humor.
A sus 78 años, Zamora nunca había actuado y tampoco se imaginó que alguna vez lo haría, más su debut en la pantalla grande le abrió una gran ventana al corazón de los ticos. Él lo sabe y le agradece a la vida por esa oportunidad.
Zamora conversó con
Conozca a los dos abuelos de
Como yo trabajo en varios grupos sociales, un día el contador de uno de esos grupos me dijo que había un
Así es, lo conocí y en ese momento me explicó que era lo del
Técnicamente todo, pues yo nunca había visto algo así. Pero yo no le tenía miedo a los micrófonos, pues solo transmiten ideas plasmadas en un papel, por eso no le tenía miedo al ‘micro’ ni a la cámara.
“Yo sé hacer guiones de dos o tres páginas, pues tengo un programa en Radio Fides y Radio María, de Guadalupe, pero cuando Hernán me dio un guion de 126 páginas, yo me dije, –¡ahora sí me jodió!–.
Lo estudié mucho, lo repasé y lo repasé varias noches hasta que logré aprenderlo. Aún así uno tiene fallas, pero con un poquito de sapiencia uno las saca adelante.
(Se ríe) Hay una escena donde Gabo dice – ‘yo no como banano, con potasio o y sin potasio, yo no como banano’ – pero en la vida real yo sí como mucho banano. Pero claro, el guion lo decía y había que decirlo así. Esas cosas lo ponen a uno en conciencia de que se tienen que hacer las cosas bien y apegados a la idea. Eso fue un reto.
Que yo soy un señor que sabe de computadoras y trabajo con ellas con naturalidad, yo estudié dos años informática. En cambio, Gabo no sabe que es un
Yo soy una persona muy expresiva. Entonces había una escena donde Maga (Anabelle Ulloa) me decía: –‘mi amor vení a tomar café’–. Pues ese cuadro se repitió seis veces, porque yo no hallaba como responderle con un cariñoso –‘sí mi amorcito’ –, pues no me nacía, ella no era mi verdadera esposa.
Cambiamos la escena, Maga dice: –‘Gabo fíjate que Delia no va a poder venir’– Entonces yo le respondo algo y ella me regaña, luego yo le hago un ademán de desdén y eso sí me salió mejor (se ríe). Lo otro no pude hacerlo porque no estaba en mí, no me nacía.
Pues mire, yo soy un hombre de muchos amigos, salgo con mis ‘panteradas’ y hago reír. En la película, eso casi no se expresa, por que el filme se centra más en algo funesto, que se había muerto un ser querido. Eso me costó mucho, salirme de mi dinámica personal.
Varias veces yo hacía mis observaciones, pero además a uno por viejo no se les escapan muchas cosas. Entonces yo ayudaba diciendo cosas como – ‘Hernán mirá, ¿ las baterías de ese micrófono están cargadas?’ – Y entonces Hernán decía –‘Uyyy mirá, don Carlos muchas gracias, pasemos a comprar baterías’–. Entonces también colaboraba en la producción.
Ahhhh sí, claro, el que anda con lobos a aullar aprende (se ríe).
Lo sentimental. La película es especial al reflejarse el amor y la ternura que hay entre la nieta y el abuelo. La última escena, cuando yo abrazo a la nieta, a Delia, fue muy bonito para mí, porque había mucho cariño y respeto.
Vivimos a una sociedad a la cual le faltan los valores. Falta el respeto de los hijos hacia los padres, y yo he deseado desde todo punto de vista hacer ver al ciudadano costarricense, común y silvestre, que hemos perdido valores y esta película quiere rescatarlos, valorar a la familia, por que la familia es para protegerla, es el amor.
La mejor escena de la cinta es la de la cama, donde todos están juntos (Maga, Delia y Gabo). Delia le hace una pregunta a la abuela y luego la abuela me regaña a mí, porque dice que siempre pregunto tonteras. Toda la película pasa regañándome (se ríe). Pero ese cuadro me gustó porque es muy íntimo.
Bueno mire, yo uso lentes, pero son lentes livianos, y para la película me consiguieron unos anteojos de cuello de botella y pesaban como dos kilos. Al final hasta me enojé, no crea, uno tiene su sangrita aquí adentro, y es que ya me estaban desfondando la nariz.
Tener el honor de participar en algo que no estaba planeado. Además, que yo quiero demostrarle a la gente que la edad no me ha agobiado. Lo único que tengo es un dolor de rodilla pues me operaron de los meniscos, pero como no tengo vicios, ni nunca tuve. Sino no tendría los deseos de vivir que tengo.