La gala de los Óscar inició con Chris Rock atacando de frente la controversia en torno a la ausencia de nominados negros. El racismo en Hollywood fue, sin duda, la temática de la noche. Pero Rock pasó por alto otra notable ausencia.
Anohni, intérprete transgénero, no fue invitada a presentarse durante la gala, pese a estar nominada su su canción Manta Ray , de la película Racing Extinction .
En su lugar estuvo, por alguna razón, Dave Grohl. El líder de Foo Fighters cantó Blackbird , de los Beatles, solitario y acústico, durante el homenaje a los fallecidos del último año. Dicho segmento incluyó a nombres icónicos como Christopher Lee y Alan Rickman, pero pasó por alto a los directores Manuel de Oliveira y Jacques Rivette.
Grohl fue el único acto musical de la noche que no formaba parte del grupo de nominados, aunque no le faltaron argumentos para decir que fue uno de los puntos altos.
Sam Smith sí formaba parte del grupo de nominados y fue el primero de ellos en subir al escenario, para interpretar Writing’s On the Wall , tema de la última película de James Bond.
Smith, que en cuestión de dos años saltó de limitadísima fama a formar parte de un show televisivo visto por millones de personas alrededor del mundo, realizó una interpretación tan poco memorable como las últimas canciones de Bond. No es que la propia película haya sido digna del recuerdo tampoco. Canción, película e intérprete: aburridos a rabiar.
La presentación de The Weeknd estuvo acompañada de instrumentación de cuerdas en vivo, así como un grupo de bailarines que acentuaron el tonillo erótico-discreto de 50 sombras de Grey . Lady Gaga, nominada por Till it happens to you , fue la última intérprete de la noche. Acompañada por orquesta y tocando el piano –además de ser presentada por el vicepresidente de Estados Unidos–, Gaga fue la más destacada de la noche.