
Es agradable ir al cine y encontrarse con una sorpresa así. Sobre todo, cuando el resultado es superior a las expectativas que uno lleva. Esto es lo que me pasó con la película
Dichos actores son Simon Pegg (como Graeme) y Nick Frost (como Clive). Ellos encarnan a un par de ingleses adictos a lo que tenga que ver con historietas de ciencia-ficción, y por eso van a Estados Unidos, a un cónclave popular de cómics. Todo es alegría en fantaciencia para ellos.
Por ahí se compran una camioneta y se van a transitar carreteras (
El filme comienza a agarrar su tono, como abierto pastiche cargado de referencias a gran cantidad de películas con tema semejante. En
Con todo, no se crea que el filme
Él aconsejaba acerca de otros alienígenas. Cuando se percata que piensan llevarlo a una mesa de disección, Paul se escapa de la base militar en el Área 51. En su fuga, no solo se encuentra con nuestros héroes, sino con más terrícolas dispuestos a ayudar a un marciano con problemas. Se plantea bien el tema de la solidaridad con los inmigrantes, algo punzante en Estados Unidos.
Hay más alfilerazos contra el conservadurismo, cuando el filme cuestiona –desde sus mejores personajes– los conceptos mítico-religiosos sobre la Naturaleza y se burla sin clemencia de los absurdos religiosos llevados al fanatismo. Nada inocente es el texto de esta cinta y, lo mejor, es que se logra enriquecer el concepto narrativo del filme (acertado acomodo del ideario o discurso).
Como ejercicio cinéfilo (buen oído con la música), esta película es un reto para los seguidores de la ciencia ficción y, para los demás espectadores, nos resulta ocasión propicia para degustar diálogos bien colocados, un mejor relato, acertadas actuaciones y glosas interesantes, por lo que no dudo en recomendarles que vean