Continúa la saga de El conjuro (2013), cuya mano principal es la del malayo James Wan, nacionalizado australiano, experto en fórmulas para ocasionar sustos en los espectadores con grafías propias del cine de terror. Primero estuvo ahí como director, lugar que ha cedido luego a otros.
Lo cierto es que El conjuro conoce de secuelas, precuelas y de filmes que llaman spin-off (creaciones derivadas a partir de una obra existente o de uno de sus elementos): se trata de aprovechar un éxito fílmico con objetivos dolarizados.
Así es como ahora tenemos el estreno del filme La maldición de La Llorona (2019). Por eso, no se extrañen que –en una secuencia– incluso veamos a otra criatura conjuresca, como es Annabelle, quien lleva a su haber dos películas (2014 y 2017) y tendrá su tercera ocasión en el 2019.
Lo cierto es que –en este caso– referencias intertextuales siempre las hay. Con La maldición de La Llorona, James Wan tampoco quiso ser director, aunque es productor y coguionista sin poner la firma (están adjudicados Mikki Daughtry y Tobias Iaconis). El director es primerizo y se le nota. Se llama Michael Chaves.
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Se dice que el origen del personaje de La Llorona es mexicano; aunque, con rasgos diferentes, aparece a lo largo de los países latinoamericanos. Ahora, en la película referida, no es chicha ni limonada, un poco de aquí, un poco de allá y un corolario desnaturalizado y más bien cómico del personaje (lo que es fatal en una película de terror).
Lo que vemos en el filme es un espectro más bien vulgar, o sea, ramplón o prosaico, tanto en su diseño como en su comportamiento (como personaje). No esperen nada que nos recuerde la famosa canción que muchos gustan oír con María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano, esto es, la conocida Chavela Vargas.
La maldición de La Llorona arranca como un mal policial y sigue como un pésimo filme de terror, incapaz de generar algún importante suspenso, con personajes alicaídos (incluye niños para ser más efectista) y al que pronto se le acaban las buenas ideas. Es cuando le da por girar sobre sí mismo, como quien nunca termina de morderse la cola.
Su atmósfera se disemina en la nada (nada de nada), sus actuaciones son las de un corazón encogido siempre de la misma manera y, en cuanto al resto de los signos fílmicos, es la retórica cansina del mal cine de horror.
Lo cierto es que esta película avanza poco con su trama y más bien termina arrastrando los pies. No hay alardes narrativos porque ni siquiera hay inteligencia para proponérselos y, en lo conceptual, su argumento es como echar agua en un canasto o echarle maíz a un zopilote.
La maldición de La Llorona es filme prescindible en los juegos mediocres de los conjuros en serie y sus derivados, sin siquiera visiones transgresoras (tan importantes en el cine de terror). Jamás podré recomendar esta película porque ni siquiera lleva un hermoso huipil.
LA MALDICIÓN DE LA LLORONA
Título original: The Curse of La Llorona
Estados Unidos, 2019
Género: Terror
Director: Michael Chaves
Elenco: Linda Cardellini, Patricia Velasquez
Duración: 93 minutos
Cines: Nova, San Pedro, Cinépolis, Cinemark, Citi, Studio, CCM
Calificación: Una estrella de cinco posibles.