Alta, delgada, de mirada casi transparente, Sylvia Kristel, la actriz que falleció el miércoles en Amsterdam de un cáncer a los 60 años, rodó muchas otras películas, pero fue una sola , Emmanuelle , la que en los años setenta la convirtió en un enorme mito erótico.
En esos años, Kristel, sentada en un exótico sillón de mimbre y con un collar de perlas sobre sus senos desnudos, invitaba al espectador a los más ocultos placeres. Nadie hubiera imaginado que aquella tentadora mujer, que a los 11 años fue ingresada a un internado religioso, fuera capaz de tan escandalosa desfachatez.
Nacida en Utrech, Holanda, el 28 de setiembre de 1952, ella fue primero secretaria, luego fue Miss Televisión Europea –1973– y cotizada modelo publicitaria, profesión que le abrió las puertas del cine, en donde debutó en 1972 con Niet voor de poesen , del Fons Rademakers.
Después siguieron otros títulos, como Because of the Cats (1973) y Frank en Eva (1973).
Fue en 1973 cuando el cineasta francés Just Jaeckin le ofreció protagonizar el gran papel de su vida: el de la seductora Emmanuelle.
A sus 22 años, con su pelo corto, su cara de niña y su silueta perfecta, era un cuadro idóneo para el personaje.
“ Vi pasar a una joven de pelo corto y rubio. Y al instante me enamoré cinematográficamente de ella. Me dije: ‘¡Es Emmanuelle!' Pero no tenía nada que ver con el casting. Pasaba por casualidad porque trabajaba allí”, recordó en julio pasado el director en una entrevista.
Considerada como una de las películas destacadas del cine erótico moderno, Emmanuelle batió récords de taquilla allí donde fue exhibida. En París se mantuvo diez años ininterrumpidos en cartelera y se calcula que, alrededor del mundo, sus ingresos fueron de $300 millones.
La película que la llevaría al estrellato, a la larga, también devoró a la actriz y la mujer. El mal manejo de la fama, la adicción al alcohol y las drogas y, por último, las enfermedades, la hundieron en un abismo.
Según Jaeckin, Kristel nunca aprendió a vivir con la fama y se transformó en prisionera de las fantasías y el deseo de las aproximadamente 350 millones de personas que vieron la película en los primeros años, después de su lanzamiento.
Más de Emmanuelle . Kristel rodó en 1975 la primera secuela de su exitoso personaje , Emmanuelle II: la antivirgen (1975).
Más tarde llegarían filmes con personalidades como Walerian Borowczyk, Roger Vadim, Claude Chabrol y Francis Girod, pero no se pudo desprender del personaje que le dio fama, por lo que en 1977 protagonizó Goodbye Emmanuelle .
A finales de ese año, trasladó su residencia a Hollywood. Allí intervino en series de televisión y en pequeños papeles de escaso éxito en taquilla.
Además de otros filmes, en 1980, trabajó en Private Lessons , de Alan Myerson, filme que fue calificado de pornográfico por varias asociaciones familiares norteamericanas.
En 1983, llegaría otra secuela de Emmanuelle , la cuarta de la serie. Por si fuera poco, entre los años 1992 y 1993 volvió a meterse en su piel en otras tres películas: Emmanuelle's Revenge , Emmanuelle's Magic y Emmanuelle's Love .
Solo se libró de su icónico personaje n 1995, cuando cambió el plató por el teatro, debutando sobre un escenario con la obra Tu gato está muerto , del norteamericano James Kirkwood. Tras esta experiencia, su carrera, que incluyó alrededor de 50 películas, comenzó a declinar.
Revelaciones. En 2006, Sylvia Kristel publicó su autobiografía Desnuda , en la que confesaba sus adicciones a las drogas y el alcohol.
Incluso, Kristel llegó a afirmar que solo aceptó hacer algunas películas en los años 1980 para financiar su dependencia de la cocaína.
Además, el libro hablaba sobre la búsqueda de una figura paterna que se tradujo en algunas relaciones perjudiciales con hombres mayores.
Seis años después, cuando su todavía bello rostro no podía ocultar los excesos, sufrió un derrame cerebral que le llevó al hospital, donde se le diagnosticó, además, un cáncer de garganta, pulmón y esófago.
Según los reportes internacionales, ella fumaba cigarrillos sin filtro desde los once años de edad.
En los últimos años, vivía en su Holanda natal, donde ocasionalmente exponía sus pinturas, un camino artístico que escogió como escape de su agitada vida.