No solo Joaquin Phoenix las tiene todas consigo. Brad Pitt, como nunca en su carrera actoral, se pasea por Hollywood sacando pecho, orgulloso y muy seguro de dominar las quinielas en la categoría de mejor actor de reparto en los Óscar 2020.
La crítica coincide en que por Había una vez en Hollywood, de Quentin Tarantino, el actor de 56 años hace una dupla extraordinaria con Leonardo DiCaprio. Pero, eso sí, Pitt merece “una mención aparte”.
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En la aclamada cinta, que también está nominada a mejor película del año, Pitt “interpreta a un personaje magnético, que en realidad es casi tan protagonista como el mismo DiCaprio. Su carisma en pantalla es delirante”, describió la revista especializada SpinOf.com.
Para ser más específicos, en la novena cinta de Tarantino, Pitt encarna a Cliff Booth, doble de acrobacias y gran amigo de Rick Dalton (DiCaprio), un actor en crisis que lucha por no sucumbir a los cambios del mercado hollywoodense.
Toda la película, sin excepción, conspira para que Pitt brille y deje atrás en la carrera a candidaturas nada despreciables. Sus contrincantes, en la gala del Óscar, son nada más y nada menos que Tom Hanks, por Un buen día en el vecindario, Anthony Hopkins, por Los dos papas, y Al Pacino y Joe Pesci por El irlándés.
Sin contar el Óscar como productor, que recibió Pitt por Doce años de esclavitud en el 2013, el actor no solo es el más joven de la contienda, sino que es el único que no tiene una estatuilla como intérprete. Eso no lo desmerita para nada, más bien hace que cobre valor su muy posible triunfo.
Una corona al esfuerzo.
Antes de Había una vez en Hollywood, cinta por la que Pitt abrazaría el Óscar después de arrasar con todas competencias de la temporada de premios, el actor había estado cerca de lograrlo en tres oportunidades: lo hizo con Doce monos (1996), filme por el que fue postulado a mejor actor de reparto, El curioso caso de Benjamin Button (2009) y Moneyball (2012) como mejor actor principal.
Muchos pensaron que por El curioso caso de Benjamin Button Pitt iba a salir airoso, pero el trabajo de Sean Penn por Mi nombre es Harvey Milk tuvo en aquella oportunidad mejores condimentos políticos y circunstanciales para doblarle el brazo.
Esta vez es diferente. El SAG, el Globo de Oro y los Bafta apuntan hacia a un Pitt que destila madurez interpretativa, que no le teme a ningún papel y que no se amilana ante ningún director. En medio de su recuperación personal –por los problemas maritales que tuvo con Angelina Jolie y sus diversas adicciones–, Pitt parece pasar por su mejor momento. En otras palabras, ha hecho de su noche oscura el mejor momento para brillar.
Los contrincantes de Pitt
-Tom Hanks
En el biopic de Fred Rogers, presentador de un conocido programa de televisión para niños, el actor busca otro Óscar con Un buen día en el vecindario.
-Joe Pesci
En El irlandés, de Netflix, se mete en la piel de Russell Bufalino, un mafioso de origen italiano de gran poder e influencia.
-Al Pacino
Interpreta a Jimmy Hoffa, un poderoso sindicalista estadounidense en El irlandés. En la vida real desapareció a finales de 1975.
-Anthony Hopkins
Da vida a Benedicto XVI en Los dos papas, de Netflix. Desde que toma el poder de la Iglesia hasta que renuncia a él.