Aún queda la estela de lo sucedido con Leonardo DiCaprio, y cómo hasta su quinta nominación logró alcanzar la estatuilla del Óscar por su protagónico rol en El Renacido.
Al parecer, a Amy Adams todavía le quedará más camino por andar para adueñarse del codiciado premio y desentenderse de la pesadilla que vivió DiCaprio pues, en esta nueva entrega de los Óscar, la actriz llegó por su imponente interpretación en el largometraje Vice y se fue sin ganar el premio.
En esta cinta, Adams interpreta a Lynne Cheney en un biopic basado inspirado en Dick Cheney, vicepresidente de Estados Unidos, interpretado por Christian Bale.
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La estatuilla se la arrebató Regina King en el apartado de mejor actriz de reparto, por su participación en el filme de Barry Jenkins llamado If Beale Street Could Talk.
La primera nominación de Adams en estos premios fue en la aplaudida cinta Junebug, que le dio presencia en la escena fílmica y una figura a tomar en cuenta.
Después, en el 2008, su participación en Doubt la volvió a convocar a la premiación sin éxito. Posteriormente, tendría otra nominación en el 2010 por The Fighter (cinta en la que también compartió escena con Christian Bale, quien sí se llevó el Óscar esa noche).
La gran película The Master volvió a situarla sin éxito en la nominación, un año después la historia fue la misma con American Hustle y finalmente este año Adams se va a casa con las manos vacías.
“Yo no estaba interpretando a la esposa de Dick Cheney. Yo interpreté a Lynne Chenny y debía encontrar la fuerza de su personaje por su propia cuenta; no como la pertenencia de alguien”, se había referido anteriormente la actriz al portal Gulf News.
Curiosamente, en el 2016 se pensaba que Adams podría ganar el Óscar por su participación en la cinta de ciencia ficción Arrival, pero tan siquiera alcanzó la nominación.