
Durante la década de 1980, Steve Jobs se caracterizó por un estilo de liderazgo agresivo que afectó emocionalmente a varios de sus colaboradores. Sin embargo, Andrea Andy Cunningham, una figura clave en el lanzamiento del Macintosh, consideró esos momentos como parte de su formación profesional.
Cunningham fue responsable de manejar la estrategia de comunicación del proyecto Macintosh en 1984, mientras dirigía su propia firma, Cunningham Communication. En esa época, Apple la contrató para fortalecer la imagen pública del nuevo producto, aunque su relación con Jobs no fue sencilla.
Despidos múltiples en Apple
La publicista reveló que Jobs la despidió en cinco ocasiones. Una de ellas ocurrió cuando él la convocó a su oficina para informarle que su desempeño era deficiente. Según relató, Jobs calificó su trabajo como “horroroso” y ordenó la rescisión inmediata del contrato. Esa decisión la dejó con una deuda pendiente con Apple.
Lejos de retirarse, Cunningham buscó la manera de recuperar el dinero. Consultó con un colega de confianza que le sugirió aprovechar su red de contactos en la prensa especializada para presionar a Jobs. Ella dudó, pero decidió actuar.
La estrategia que obligó a Jobs a cambiar de decisión
Cunningham se presentó nuevamente ante Jobs y le exigió el pago de una deuda de $35.000, monto que necesitaba para pagar las planillas de su nueva empresa. Él se negó. Entonces, ella le recordó que recibía entre 30 y 40 llamadas semanales de periodistas que querían saber más sobre Jobs.
Le advirtió que, hasta ese momento, había hablado bien de él, pero que, si no le pagaba, comenzaría a contar cómo era realmente trabajar con él. Esta declaración provocó un giro inmediato. Jobs le entregó un cheque y le permitió continuar en el proyecto.
Una relación profesional tensa pero productiva
Pese a la complejidad del vínculo, Cunningham logró mantenerse como parte del equipo. Aunque Jobs consideró despedirla en otras ocasiones, ella siguió en el cargo. Nunca guardó resentimiento. Afirmó que la experiencia la fortaleció y que hoy es una mejor profesional gracias a lo vivido.
Jobs fue descrito como un jefe con un nivel de exigencia extremo. Criticaba desde el trabajo técnico hasta detalles como la vestimenta de sus empleados. Se comportaba de forma hostil y, según reportes, llegó a lanzar objetos durante reuniones. No obstante, Cunningham interpretó estos actos como una presión que la empujó a superar sus propios límites.
Ella aseguró que trabajar con Jobs al inicio de su carrera la obligó a esforzarse más y convertirse en una mejor estratega de marketing.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
