VIENA (AFP) Las centrifugadoras destinadas al enriquecimiento de uranio forman parte del programa nuclear iraní, al cual Teherán rechazó renunciar el sábado a pesar de las ofertas de cooperación de las grandes potencias.
Las miles de centrifugadoras están destinadas al enriquecimiento de uranio, es decir, a aumentar la proporción de isótopos que pueden sufrir fisión en ese metal en estado natural, para que sea posible después la reacción nuclear.
En 100 kilógramos de uranio natural hay 99,3 kg de uranio 238 (U 238) y sólo 0,7 de U 235. Los dos isótopos sólo se diferencian por su masa: el segundo es un poco más ligero que el primero.
Tras varios procesos de refinado, del uranio se obtiene hexafloruro de uranio (UF6), un gas utilizado en las dos técnicas de enriquecimiento existentes hoy en día: la difusión gaseosa y la ultracentrifugación.
Esta última, menos costosa, funciona de modo similar al aparato para escurrir las ensaladas a revolución.
El UF6 se introduce en los cilindros de las centrifugadoras donde las moléculas más pesadas (U 238) son proyectadas hacia fuera y las más ligeras (U 235) se quedan en el centro.
El sistema funciona en cascada. De esa especie de columnas de destilación las corrientes ascendentes son progresivamente enriquecidas en U 235 mientras que la corriente descendente se empobrece.
Así, mientras la instalación de una planta de este tipo es cara, sus costes de mantenimiento son 50 veces menores que los de una de enriquecimiento por el procedimiento gaseoso, según el grupo francés Areva, especializado en temas nucleares.
La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) indicó en su informe del pasado 22 de febrero que Irán disponía de dos grupos de 164 centrifugadoras en funcionamiento, y dos más en fase final de instalación en la planta de Natanz (centro).
Este organismo de Naciones Unidas exige la instalación de cámaras de vigilancia en ese centro, donde Teherán dice que va a usar 50.000 centrifugadoras.
Todo este proceso que conduce a la fisión nuclear es tan válido para producir electricidad como para aplicarlo con fines armamentísticos.
Según los expertos, una única planta con 3.000 centrifugadoras puede producir uranio suficiente para fabricar una bomba atómica en menos de un año.
© 2008 AFP