
POKOLA, Congo (AFP) La revolución tecnológica ha llegado hasta el bosque de Ndoki, al norte del Congo, donde los pigmeos han aprendido a manipular ordenadores portátiles y GPS con un fin ecológico: proteger los árboles.
La Congoleña Industrial de la Madera (CIB) ha puesto a disposición de estos grupos seminómadas ordenadores portátiles pequeños, del tamaño de una Game-Boy, con programas que permiten determinar qué árboles no deben ser talados. "Son las poblaciones autóctonas quienes eligen sus árboles", explica el responsable de este programa económico-social de la CIB, Jean-Michel Pierre, durante una visita de un grupo de extranjeros, entre ellos el ministro de Ecología francés, Jean-Louis Borloo.
"Cuando detectan un árbol que hay que preservar, seleccionan el pictograma correspondiente" en el ordenador de forma que su "ubicación exacta, hecha automáticamente por GPS, queda registrada", detalla Pierre. A partir de estos datos, los técnicos de la CIP elaboran un mapa del bosque en el que aparecen todos los árboles "intocables".
Entre las especies que se deben proteger, figuran los llamados "árboles de orugas" puesto que estos animales constituyen uno de los alimentos principales de lo 5.000 pigmeos que habitan en la región. Tampoco se pueden tocar los "árboles sagrados", que las mujeres eligen para sus rituales de fertilidad.
La CIB, que explota 1,2 millones de hectáreas en el norte del Congo, defiende ser pionera en materia de gestión responsable de los bosques de Africa central. El respeto de las poblaciones locales, incluido en un amplio programa social, le ha valido a la CIB obtener el certificado FSC (Forest Stewardship Council), considerado una referencia en materia de explotación forestal sostenible.
El control de la biodiversidad también forma parte de las obligaciones que se ha impuesto esta empresa, propiedad del grupo danés DLH. "Sólo talamos los árboles que tienen un diámetro suficiente, al menos 90 cm", explica Patrick Michel, jefe del servicio Bosques de la Sociedad.
En estos bosques, que albergan elefantes, monos, gorilas, entre otras especies, los visitantes se ven asaltados por millares de moscas: "Aquí, sí que hay diversidad", bromea Borloo, de visita este fin de semana a Congo-Brazzaville y República Democrática del Congo (RDC, ex Zaire).
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