Un año atrás, Karen Sandoval laboraba como cajera en un supermercado y tenía una bebé de seis meses de edad que lloraba mucho cuando ella se iba a trabajar, por eso, esta joven aprovechó una convocatoria de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) para optar por una beca en Kä Träre, el laboratorio de fabricación de ese centro de estudios y buscar una solución a ese problema.
Tras convertirse en una de las cinco ganadoras de la iniciativa "Mujer emprende, Mujer inspira", del Observatorio de tecnología a distancia, comenzó a investigar en el 2017.
La muchacha, ahora de 23 años, se interesó en crear una cuna que pudiese ser mecida de forma remota y en la que se activaran audios, para que su bebé pudiese escuchar su voz o de la sus cuidadores y se tranquilizara con facilidad.
Sin embargo, tras comenzar su estudio se enteró de que ya existía algo similar en el mercado y cambió la idea por la de una almohada que permitiera tranquilizar a los infantes, pero una experta le aseguró que eso más bien podría provocar desapego en los pequeños.
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Fue así como Sandoval, con ayuda del personal de Kä Träre, decidió que la mejor opción sería idear una alfombra de estimulación temprana para bebés entre los seis meses y dos años.
La misma está construida con telas, espumas y cartón prensado, este último se utilizó para crear los botones de la pieza, fabricados por medio de corte láser.
¿Cómo funciona la alfombra? Aunque Karen Sandoval reconoce que por el momento se trata de un prototipo, su creación incorpora secciones donde se puede reproducir audios, así, cada vez que se toca un botón suena una canción.
“Se puede personalizar introduciendo un audio con la voz de los papás o un tema musical que los padres le cantan regularmente al bebé”, explicó la joven emprendedora. Para ello el dispositivo cuenta con un puerto USB.
Otro de los componentes que incorpora es un vibrador. De esa forma, al oprimir un botón, la alfombra vibra, lo cual resulta útil para la estimulación motora.
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El diseño de esta joven también incorpora una secuencia de luces y parte de la versatilidad del producto en el que trabaja es que se puede doblar y cargar como si fuera un bolso.
Karen Sandoval asegura que la alfombra ha dado muy buenos resultados con su hija Amber Arguedas, de un año y seis meses y también con la mayor, Naomy Arguedas, de siete años, pues asegura que les gusta mucho y les entretiene.
Nuevos aprendizajes
Para el desarrollo de esta alfombra, la joven ha tenido que aprender hasta a diseñar una placa electrónica donde se administrarán todas las funciones que permiten apagar o encender luces, reproducir audios y que la hacen vibrar.
Esterlyn Quesada, quien ha asesorado a Sandoval y es investigador en Kä Träre explicó que primero se trabajó conectando todo en una placa grande y soldada con muchos cables. Sin embargo, el siguiente paso fue elaborar una placa electrónica que es más segura.
“Se le tienen que hacer mejoras y todo, pero en este punto se podría patentar el diseño para luego poder mandarlo a fabricar”, manifestó Quesada.
La muchacha reconoció que aunque comenzó con la beca el año pasado, es ahora cuando está asistiendo con más frecuencia al laboratorio de fabricación de la UNED. Además, durante los primeros meses fue un proceso de prueba y error.
Esterlyn Quesada recalcó la importancia de esto: “La idea no es hacerlo nosotros, sino que ella pruebe y lo haga”.
A raíz de esta experiencia, la joven decidió estudiar ingeniería informática en la UNED.
Asimismo, esta vecina de Atenas resaltó que ha sido una gran experiencia poder diseñar su alfombra, ya que ha logrado aprender nuevas tecnologías, conocer gente y ver las capacidades que ella tiene como persona. También ha logrado superarse.
La joven continuará trabajando en el proyecto pues su deseo es poder patentarlo y vender su producto en un futuro próximo.