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BRASILIA (AFP) Las autoridades brasileñas utilizarán aviones con radar de rastreo de la Amazonía para localizar a las tribus indígenas aisladas y no contactadas, las cuales están cada vez más amenazadas por el avance de la depredación de la selva.
El Sistema de Protección de la Amazonía (SIPAM) del gobierno ofreció sus aviones de sensor remoto para un uso inédito: la búsqueda de grupos indígenas aislados. Así ayudará a la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), que desde hace décadas intenta mapear esas tribus aisladas que todavía pueblan la Amazonía.
"Necesitamos proteger a esas tribus del frente expansionista que está avanzando a una velocidad muy grande" en la Amazonía y "las nuevas tecnologías para monitorear la selva por vía aérea tienen un gran potencial", explicó a la AFP el responsable de Indígenas Aislados de la FUNAI, Antenor Vaz.
El SIPAM desarrolló un sistema de radar, cámaras y sensores remotos para rastrear la Amazonía con sus aviones, y ya los utiliza para ayudar en la prevención de la deforestación.
Este ofrece mucha resolución, puede rastrear grandes áreas incluso a través de las nubes y dispone de sensores infrarrojos, sensibles a la diferencia de temperatura, con los que espera identificar esos grupos indígenas desconocidos, informó a la AFP el director de productos del SIPAM, Wougran Galvao.
La prioridad será comenzar los rastreos en el estado de Mato Grosso, donde el avance de la soja, el ganado y las madereras ha sido más feroz en los últimos años, y donde existen indicios de cuatro etnias aisladas. "El proceso expansionista es fulminante en esa región", destacó Vaz.
En Brasil existen indicaciones de 69 tribus aisladas, pero menos de la mitad, 30, han sido confirmadas. La localización de las otras 39 es una prioridad de la FUNAI para garantizar su preservación.
Una foto de uno de esos grupos dio la vuelta al mundo en mayo. La FUNAI encontró la tribu en un sobrevuelo muy cerca de la frontera con Perú y la fotografió desde el aire, tras indicios de que indígenas aislados están atravesando la frontera hacia Brasil, huyendo del avance de las madereras.
"Comenzaron a aparecer indígenas (en las orillas del río Envira) disparando flechas, hostiles. Una conclusión que tenemos es que están enfurecidos con algo y están viniendo aquí", explica Vaz.
Este año dos indígenas aislados de la etnia Piripkura, que había sido avistada veinte años atrás, se acercaron a un campamento de la FUNAI en una de las áreas de mayor avance de la deforestación en Mato Grosso. Uno de ellos sufría un grave problema de salud y los indigenistas locales lo llevaron al hospital, donde fue operado de cálculos renales.
Un intérprete que habla una lengua de la misma raíz consiguió mediar en la situación. Tras la operación, el indígena se reencontró con su colega y volvieron a la selva, mientras la FUNAI ordenó la protección de esa área altamente amenazada. "Ellos se acercaron a nosotros, pero luego no mostraron ningún interés en mantener contacto permanentemente" con la civilización, explica Vaz.
El Estado brasileño adoptó en 1987 una política de protección a las tribus aisladas y mantiene una total prohibición de acceso a esas áreas, considerando que ellas mismas optaron por su aislamiento. Los contactos anteriores diezmaron mucho esas poblaciones, no resistentes a las enfermedades del hombre blanco.
Para protegerlos es necesario saber exactamente dónde están y qué área necesitan para sobrevivir, para que ésta pueda ser decretada una zona protegida, lo que a veces lleva años de estudio. "Sólo encontrarlos es como buscar una aguja en un océano", explica el responsable de la FUNAI.
© 2008 AFP
