Un policía de Tránsito utilizaba un alcoholímetro modificado para engañar a los conductores y, supuestamente, cobrarles dinero a cambio de no detenerlos.
Agentes de la Sección Especializada de Tránsito, del Organismo de Investigación Judicial, capturaron al oficial, de apellido Picado, ayer en la mañana, en la vía pública, mientras se encontraba laborando en Zapote.
El funcionario, al parecer, practicaba alcoholemias con ese instrumento, que no pertenecía a la Policía de Tránsito y con el cual los resultados eran mayores a los 0,75 gramos permitidos, aunque el conductor hubiese ingerido menos alcohol o estuviese sobrio.
Se presume que Picado pedía una suma dinero a los supuestos infractores para no llevarlos a los Tribunales de Justicia.
Al parecer, el oficial detuvo a un conductor, le aplicó una prueba con el alcoholímetro falso, y le indicó que el resultado salía positivo, por lo que sería multado con ¢500.000.
Con el argumento de evitar el pago de la multa, el oficial le indicó al chofer que le pagara ¢10.000, según denunció el mismo afectado.
Ese pago quedó registrado en una cámara de la estación del peaje, que grabó la imagen del conductor cuando le entregaba un billete al oficial.
Las autoridades investigan al policía como sospechoso del delito de concusión, sancionado con una pena de prisión de dos a ocho años, según el artículo 348 del Código Penal.
La ley establece que se comete concusión cuando un funcionario público, abusando de su calidad o funciones, obliga o induce a alguien a dar o prometer indebidamente un bien o un beneficio patrimonial.
El oficial de Tránsito tenía unos 11 años de servicio.
Ayer, el funcionario fue enviado a la Fiscalía de Pavas para ser indagado.