
Paquera (Puntarenas). Un taxista, presuntamente agobiado por los celos, demandas por pensiones e investigaciones policiales, mató a tres mujeres (con dos de ellas tenía hijos) y dos hombres, hirió a otro más y después se suicidó en una playa.
Los hechos ocurrieron entre la noche del domingo y la madrugada de ayer en Río Grande de Paquera, Puntarenas, en la parte sur de la península de Nicoya.
El suceso provocó una enorme conmoción y temor en esa comunidad habitada por unas 2.000 personas, quienes desde la madrugada suspendieron las actividades agrícolas y se acercaron a informarse sobre los acontecimientos.
El taxista fue identificado como Douglas Araya Castillo, de 32 años. Los otros fallecidos son Daris Jiménez Valverde, de 22 años; Geovanni Oporto Grimas, de 34; su esposa, Ana Patricia Ruiz Rojas, de 27; Blanca Madrigal Marín, de 49, y su esposo, Rosario Céspedes Rodríguez, de 49 años.
Mientras tanto, Alejandro Rojas Escalante, quien se encontraba en el salón Los Almendros, resultó herido.
Lluvia de balas
Los acontecimientos comenzaron la noche del domingo, aproximadamente a las 11:30 p. m., cuando los vecinos escucharon unos balazos, detrás de una vivienda desocupada.
Horas después se supo que a unos 200 metros de esa casa, en una plantación de guayaba, estaba muerta Daris Jiménez. Ella tenía unos cinco años de convivir con Douglas Araya, con quien había procreado una niña de 2 años.
Una hora después, Araya se desplazó a unos 300 metros de distancia, entre la maleza, hasta la casa de Geovanni Oporto donde lo llamó y le dijo: "Alisténse porque vengo en tres minutos".
Pasado ese tiempo llegó de nuevo a la casa y conversó con Ana Patricia Ruiz (esposa de Geovanni y con quien Douglas Araya tenía una niña de 10 años).
Tras una discusión, el taxista disparó tanto a la mujer como a su esposo. Mató a ambos.
Luego caminó cerca de dos kilómetros hasta llegar a la casa de Rosario Céspedes, con quien Douglas Araya mantenía algún tipo de disputas. Tras romper la puerta trasera de la casa entró y disparó tanto contra Céspedes como contra su esposa, Blanca Madrigal.
La mujer murió en el sitio, en tanto el hombre resultó herido y fue llevado al hospital Monseñor Sanabria, en Puntarenas, donde falleció ayer en horas de la tarde.
Después, el individuo continuó el recorrido y llegó hasta el salón Los Almendros, donde a la 1:30 a. m. todavía algunos lugareños se encontraban disfrutando de un baile.
Allí se presentó bastante alterado y, aunque trataron de calmarlo, hizo un disparo que hirió a Alejandro Rojas Escalante.
Tras salir del lugar se dirigió a las viviendas de Mínor Mora Lacayo, con quien en meses pasados tuvo algunas diferencias, y de Francisco Jiménez (padre de Daris), contra las cuales disparó.
Los balazos se observaban en paredes, techos y las puertas. Allí nadie resultó herido, pues en la casa no había nadie y en la otra las seis personas que estaban en la vivienda siguieron acostados.
Estas ráfagas de disparos y el hecho de que Douglas Araya comentó -en su trayecto- con algunos vecinos que había matado a varias personas, hizo que desde las 2 a. m. se desplegara un amplio operativo de la Fuerza Pública, en el cual participaron alrededor de 50 efectivos policiales.
La situación se fue tranquilizando cuando a las 4:50 a. m. fue localizado Douglas Araya, con un disparo en la cabeza, en playa Pájaros, a dos kilómetros del centro de Río Grande.
El hombre estaba sin camisa, sentado en la horqueta de un árbol de tamarindo, a unos tres metros de altura. A un lado tenía amarrada el AK-47 que utilizó para cometer los homicidios.
Araya amarró unos mecates y los cordones de los zapatos a su cuello, los cuales evitaron que luego de dispararse cayera al suelo.
Los cuerpos fueron levantados por agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Puntarenas, para llevarlos a la Morgue Judicial, en San Joaquín de Flores, Heredia.
Los funerales de los fallecidos posiblemente se efectuaran mañana , miércoles, tanto en Río Grande como en Paquera.
Colaboró Marvin Ramos, corresponsal de La Nación .