En el 2007, solo había 5.000 chalecos. Ahora, los cerca de 14.000 oficiales que integran la Fuerza Pública cuentan con chaleco antibalas, confirmó ayer el ministro de Seguridad, Mario Zamora.
“El rubro principal durante esta Administración ha sido dotar a cada oficial de su chaleco protector y evitar situaciones que ocurrieron en el pasado”, comentó Zamora.
Entre algunos cambios que se realizaron a esas piezas de seguridad está la asignación de un número, por lo que se tiene control de cuál corresponde a cada agente.
Los chalecos han salvado la vida a varios policías, como José Román Azofeifa, de 24 años, en el 2009, durante un enfrentamiento con delincuentes; o a Danny Mena Sánchez, de 38 años, en abril del 2013 en un sector conflictivo de La Carpio.
Dicha medida forma parte del plan de modernización de la Fuerza Pública, que abarca, además, el cambio de revólveres por pistolas calibre 9 milímetros y la entrega de botas especiales a cada integrante.
La sustitución de los viejos revólveres se inició hace poco más de un año, ya que son armas viejas, muchas con el percutor gastado. “En la medida en que la Policía cuente con armas modernas podrá realizar su trabajo de mejor forma”, agregó Zamora.
A la fecha, las 24 delegaciones de la Región Uno (San José y otros cantones) cuentan casi en su totalidad con nuevas pistolas. En las regiones más lejanas es donde el proceso ha llevado más tiempo, ya que cada licitación tarda 52 semanas.
“También se modernizan las comunicaciones para encriptar los radios policiales y evitar que nos escuchen”, dijo Zamora. Se tiene previsto en las próximas semanas efectuar el llamado “apagón general” de frecuencias para dar paso a un nuevo sistema.