La Delegación de la Policía de Tránsito de San Carlos tiene 10 oficiales: cuatro de ellos son patrulleros, otros cuatro están de guardia en la sede y los dos restantes son jefes.
Esta población debe distribuirse en tres turnos al día, por lo que en ocasiones solo hay un patrullero y un guardia por turno, el resto están en los otros horarios, libres o de vacaciones.
¿Qué significa eso? Que con un solo patrullero se debe cubrir todo el cantón de Río Cuarto, así como las comunidades sancarleñas de Pital hasta Boca San Carlos, Venecia, Aguas Zarcas, el cruce de Muelle, Javillos, Santa Clara y Buenavista, el equivalente a 3.400 kilómetros cuadrados. La Fortuna es el único distrito que tiene delegación por aparte.
La cifra es ridícula e insuficiente para una de las zonas del país con más atractivos turísticos y de desarrollo productivo y la que registra mayor incidencia de muertes en motocicleta.
Según las estadísticas, 258 motorizados fallecieron en la zona norte entre el 2012 y el 2021. De ellos, más de la mitad (141) perdieron la vida en San Carlos.
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A modo de ejemplo, comentó un oficial destacado en esa delegación, quien prefirió reservarse la identidad, el 15 de junio hubo fuertes vientos en la región y se cayeron 18 árboles en distintas carreteras. El oficial a cargo ese día solo pudo atender dos casos, los demás los resolvieron los vecinos o el municipio.

En esa sede hay 2 motocicletas, 4 pick-ups, un vehículo para detenidos, una plataforma y una unidad para medir emisiones de gases. Aunque parecen bastantes equipos, los oficiales reconocen que no hay suficiente personal para hacer todo el trabajo en carretera, desde patrullajes, control de velocidad y alcohol y medición de gases contaminantes.
En Cartago ni siquiera se reponen las plazas de pensionados
En la sede de Cartago la situación no dista mucho de lo que se vive en San Carlos.
Según explicó un oficial, quien pidió el anonimato para evitar represalias, la delegación tiene 30 agentes, pero por turno apenas son seis, por las mismas razones antes mencionadas, como incapacidades o vacaciones.
Con esa población deben cubrir la zona de Los Santos, ruta Interamericana Sur hasta Chespiritos y hasta el restaurante Bocadito del Cielo, en Cervantes.
Según el funcionario, tienen “menos de la mitad” de los agentes que había disponibles en años anteriores, porque muchos se han pensionado o se pasaron a las policías municipales y sus plazas no fueron reemplazadas, entre otras cosas, por falta de presupuesto y por lentitud en los procesos de reclutamiento.
Otro agente, que habló también bajo identidad protegida, manifestó: “Todo se empeoró con la pandemia. Iban a reclutar personal y no pudo el Estado por presupuesto. Después de las 10 p. m. hay una pareja para cubrir todo Cartago por falta de personal y de ahí la dificultad para controlar los piques. El riesgo es doble y muchas veces nos acuerpamos con Fuerza Pública, en el día estamos un poco más resguardados con más personal”.
