Los pescadores que ingresan ilegalmente a Isla del Coco insisten en utilizar una técnica no autorizada para atrapar especies dentro del área protegida de 12 millas náuticas alrededor del parque nacional.
Se trata de un arte de pesca conocido como “plantado”, el cual es un dispositivo agregador de peces (DAP), construido a base de objetos flotantes, que generan una especie de sombra bajo el agua, y del que cuelga una cuerda vertical a la cual se van acercando los peces.
Solo en el 2014, los guardaparques encontraron seis “plantados” y, en lo que va del 2015, localizaron cuatro: tres en febrero y uno más el 11 de mayo.
Geiner Golfín, administrador del parque, explicó que el último “plantado” fue hallado a cinco millas náuticas de punta Ulloa, el cual estaba equipado con una radioboya con el nombre Elizabeth, la que permite a los pescadores localizar el dispositivo por satélite o radiofrecuencia.
La mayoría de pescadores ingresan a las aguas protegidas, colocan el arte flotante, se marchan por algunas horas, y luego buscan el “plantado” para tirar sus redes de cerco sobre la mancha de los peces y atraparlos.
En otras ocasiones, el arte de pesca es arrastrado por las corrientes oceánicas y los pescadores esperan fuera del área protegida para evitar así ser sorprendidos por los guardaparques.
El Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca) tiene prohibido, desde julio de 1999, el uso de dispositivos agregadores de peces (DAP) para capturar atún en las aguas costarricenses, por su efecto depredador sobre otras especies.
En riesgo. Marco Quesada, director de Conservación Internacional, explicó que los peces, por su comportamiento natural de camuflaje, protección y convivencia, tienden a concentrarse debajo de objetos flotantes, por la sombra que generan.
Debido a eso, es más fácil capturarlos por medio de “plantados”, pues hay carnada viva para ejemplares más grandes.
Geiner Golfín explicó que en la Isla del Coco, generalmente, quedan atrapados atunes, dorados, tiburones y picudos como el marlin y el vela.
A la fecha, ninguna embarcación pesquera ha sido vinculada con el empleo de “plantados”; sin embargo, Golfín asegura que hay una presión muy fuerte de los palangreros (usan cordel con anzuelos) que entran sin motivo.
Por ejemplo, el 12 de mayo, hallaron, a cinco millas náuticas de Manuelita, dos embarcaciones sospechosas. Al interceptarlas a nueve millas, las identificaron como Brancol (matrícula P7432) y María Catalina (P4519).
Ambos barcos habían entrado antes. En el caso de Brancol, tiene una causa penal por desobediencia a la autoridad e infracción a la Ley de Pesca, pues había sido hallada con vástagos de tiburones frescos en hieleras.
En cuanto a María Catalina, en los registros consta que en mayo del 2013 también fue interceptada en la zona prohibida.