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Rocío Venegas estuvo tres días sola en la cumbre más alta de nuestro país, con temperaturas de cero grados y con alimentos escasos, pero supo contrarrestar las condiciones de lluvia, frío y soledad, y fue rescatada.
Ella volvió a sus labores de enfermera en el Hospital México y aunque prefirió no hablar, su madre, Alicia Chavarría, recordó lo triste de aquellos días.
“Yo no sabía que ella andaba ahí hasta que otra hija mía me llamó y me contó que Rocío estaba desaparecida. Inmediatamente, yo le pedí al Señor que guardara a mi hija y que la sacara con vida”, relató la madre.
Otra de sus hijas le decía que lo importante era que apareciera, pero ella le insistía en que la quería con vida.
Doña Alicia cuenta que Rocío también tuvo mucha fe y que luego de ser rescatada, contó que así como ella escuchaba el cantar de los pajarillos, pensó que si gritaba, alguien la iba a escuchar. Y así ocurrió la mañana del tercer día en la montaña.
Mientras estuvo perdida, se alimentó con chocolates y atunes, los que rindió al máximo.
Su progenitora recuerda que todos los días sintonizaba las noticias. “Cuando escuchamos que apareció, nos arrodillamos y dimos gracias a Dios”. La enfermera salió con el rostro quemado por el frío y con algunas llagas en los pies, pero sana y salva.
“Cuando alguien se pierde en las montañas, revivo aquellos días y pienso en las madres de los que no aparecen”, acotó Chavarría.
