Una mujer sospecha que su esposo le es infiel. Entonces, oculta en el carro un dispositivo de localización (GPS), que además tiene micrófono, y horas más tarde, desde su casa, la esposa confirma la traición al escucharlo hablar con la amante.
Entre tanto, un empresario descubre que un empleado le roba información comercial para venderla a la competencia. Con cámaras ocultas en lapiceros logra dar con el responsable.
Estas historias son solo dos de los casos en los que costarricenses se vieron seducidos por artículos para espionaje.
El mercado aún no es muy grande en el país y, por discreción y seguridad para los clientes, las empresas hacen poca publicidad; sin embargo, en varios sitios web las firmas ofrecen los productos y sus representantes comentan que cada vez los buscan más personas.
Dichas compañías también brindan asesorías o hacen las investigaciones.
Karla Jinesta, investigadora privada de B&B Detectives, detalló que el 90% de solicitudes que reciben son por sospechas de infidelidad en la pareja.
Otro 5% de casos están relacionados con la deslealtad comercial y el 5% restante con localización de personas que, por ejemplo, deben pensiones.
En el caso de la firma Tico Espía, un 80% de solicitudes son por infidelidades, según comentó un representante, quien pidió no publicar su nombre.
Otras personas usan cámaras en peluches o almohadas para conocer el comportamiento de empleadas domésticas o niñeras. También se usan para registrar el acoso de compañeros o jefes.
“Todos estos equipos los hemos probado; entonces, si yo puedo facilitarle a una persona que haga su investigación, ¿para qué me va a pagar a mí un seguimiento?”, dijo Jinesta.
Los artículos se importan de países como España, Francia, Rusia, Estados Unidos e Israel.
Entre los más buscados hay GPS, llaves mayas y encendedores, que graban audio. También, cámaras en llaveros de autos.
Otros más curiosos y menos adquiridos son botones de camisa, lentes, gorras y hasta crucifijos con cámaras de video.
Los precios pueden ir desde los ¢25.000 hasta los ¢150.000. Según dicen los vendedores, previenen a los clientes de que su uso tiene restricciones legales.
Espía en celular. El encargado de la tienda Tico Espía indicó que, además del equipo, se ofrece software para espionaje.
“Hay padres que evitan que sus hijos se metan en malos pasos con estas herramientas”, agregó.
En el mercado virtual se ofrecen algunas aplicaciones para conocer mensajes, contactos, llamadas y archivos de smartphones .
Algunas firmas de investigación ofrecen programas propios, pero también hay aplicaciones al servicio del público en Internet, listas para descargarse y usarse. Entre ellas están SpyBubble, mCoupple App y Mobipast.
Con límite. Los empresarios aseguraron que señalan a los compradores las restricciones legales en el uso de la imagen y voz de una persona, y que los descubrimientos que hagan son especialmente para tomar decisiones como separarse de la pareja o despedir a un empleado.
Francisco Segura, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), explicó que cuando las grabaciones muestren que la persona es víctima de un delito, se pueden aportar en la denuncia.
“Todo depende del uso. Por ejemplo, en las casas ponemos cámaras de seguridad, pero usted no va a usar lo que grabe en la calle para extorsionar a alguna persona”, comentó.
El abogado penalista Alexánder Rodríguez dio una explicación similar y citó como ejemplos a quienes sean víctimas de amenazas, extorsión y coacción.
“En el caso de los empleadores que utilizan cámaras ocultas o no, las mismas pueden usarse válidamente como medio de prueba para respaldar una denuncia, siempre y cuando no se viole el derecho a la intimidad.
“Fuera de esos casos, quien instale aparatos, grabe o escuche manifestaciones privadas de otro puede cometer el delito de captación indebida de comunicaciones verbales”, advirtió el abogado Rodríguez.