La investigación por la muerte de Rosibel Sánchez Ulloa, de 15 años, mantiene en total desconcierto tanto a agentes judiciales como a médicos forenses.
A un mes y tres días de que la adolescente apareció sin vida en un charral de calle La Chinchilla, en Oreamuno de Cartago, no se ha establecido ni la causa del deceso ni el momento en que ocurrió.
Su cuerpo no tiene cortaduras, heridas de bala o golpes. Tampoco sufrió agresión sexual, envenenamiento o consumo de drogas.
Con estos resultados, los investigadores carecen de elementos para afirmar que se trate de un suicidio o un homicidio, excepto por las circunstancias del hallazgo: tirada en medio de la maleza y en una zona poco transitada.
Ella salió de su casa en barrio Mata de Mora, en Oreamuno, a las 6:30 a. m. del 18 de agosto rumbo al Liceo Braulio Carrillo, donde cursaba el octavo año.
Aunque algunos vecinos aseguraron a la Policía que se la toparon en el camino, Rosibel nunca llegó al centro educativo como lo confirmaron profesores y compañeros.
Fue pasadas las 6 p. m. de ese mismo día cuando sus familiares y agentes de la Fuerza Pública comenzaron una búsqueda que no dio resultado. Cuatro días después, un finquero que seguía el rastro de una novilla perdida la encontró.
Salveque desaparecido. "Yo pienso mucho en eso y le pido a Dios y a la misma Rosibel que los ilumine para saber la verdad. Espero que la Policía me traiga noticias", dijo Ana Ulloa, madre de la joven.
A esta mujer le intriga mucho el que si a su hija no le hicieron daño, por qué razón el salveque azul que usaba para el colegio no apareció junto al cuerpo.
"Ella llevaba ahí un libro, un peine, desodorante y unas cartas de compañeros, pero solo le encontraron una carta en la bolsa de la blusa. Lo que yo digo es que tal vez lo quemaron", sugirió.
Una por una. Igual que la prueba científica, las decenas de testimonios recogidos tampoco arrojan pistas sobre el caso.
"Hay una pareja de investigadores designados solo a este caso. Todo se ha ido descartando", afirmó un agente del Organismo de Investigación Judicial de Cartago, que pidió no ser identificado.
Entre las versiones descartadas se encuentra la de una posible venganza por parte de antiguos vecinos de Mata de Mora, o el vínculo con un residente de la zona que se prendió fuego pocos días después de que se descubriera el cuerpo de la adolescente muerta.
"Las llamadas de amenazas resultaron ser bromas y el hombre que se prendió fuego estaba trabajando en una finca a unos seis kilómetros de la zona cuando la muchacha desapareció ", aclaró el investigador.