Dos policías penitenciarios debían hacer un recorrido de rutina durante la semana pasada por el perímetro inmediato de la cárcel La Reforma, en Alajuela. Se montaron a la patrulla y echaron a andar. Pensaron que sería un patrullaje más, pero en el camino algo los sorprendió: había un dron tirado en el piso. Dañado y sin ninguna señal que llevara a su dueño.
Esa situación vino a confirmar lo que esa autoridad sospechaba: ahora la delincuencia organizada está usando esos equipos tecnológicos para meter droga y celulares a los centros penales. Muy a grandes rasgos, estos aparatos son aviones sin piloto que vuelan en forma autónoma o dirigida con un control remoto y que pueden llevar diferentes tipos de cargas.
La información fue confirmada por Pablo Bertozzi, director de la Policía Penitenciaria, quien no escondió su preocupación ante la creatividad del crimen organizado.
“La delincuencia es un fenómeno que se va adaptando a las condiciones del entorno e idea nuevas formas. La semana pasada, en un patrullaje, hallamos un dron que posiblemente se le cayó a alguien cuando intentaba hacer una maniobra", indicó Bertozzi.
Agregó que, pese a que esa fue la primera vez que decomisaron un aparato de estos, desde el año pasado vienen observando que varios de estos dispositivos sobrevuelan en el centro penal La Reforma, Alajuela; en Calle Real, en Liberia; y en la cárcel 26 de julio, en Puntarenas.
“Hemos observado drones soltando paquetes; generalmente tiran pequeñas cargas de droga y teléfonos celulares”, señaló el jerarca, quien mencionó que no tienen una estadística más puntual sobre esta nueva problemática.
El jerarca mencionó que, de momento, estas situaciones se investigan a lo interno. No obstante, cuando se tenga una mesa de trabajo interinstitucional, brindarán estos datos.
Se intentó obtener criterio de Wálter Espinoza, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ ), pero, tras una consulta hecha por medio de la oficina de prensa, indicó que no se referirá al tema.

Buscan soluciones
Bertozzi reconoció que este fenómeno aún no se da “en alto volumen”; sin embargo, eso no significa que la Policía se queda de brazos cruzados. Ya se emitieron directrices y se ha expuesto la necesidad de adquirir tecnología a los diputados de la Comisión de Seguridad y Narcotráfico, de la Asamblea Legislativa.
En el primer sentido, detalló, los oficiales tienen la orden de que, en caso de ver un dron sobrevolando, deben intentar bajarlo, en el entendido de que esto no implique ningún riesgo para su seguridad o integridad.
Dicha tarea fue asignada, principalmente, a los policías que están en los fortines. “A ellos les corresponde aún más porque son quienes hacen la seguridad del perímetro y dan la seguridad aérea”, explicó.
Además, inmediatamente, se debe hacer un patrullaje en las afueras del centro para encontrar al operador del aparato.
“Yo entiendo que encontrar a quien maneja el dron es complicado, puesto que puede estar a unos 200 o 300 o muchísimos más metros de distancia. Nos enfrentamos a una modalidad que es de carácter tecnológico y tenemos que dirigir esfuerzos para hacerle la contraparte”.
En paralelo, le han expuesto esta problemática a los diputados de la Comisión de Seguridad y Narcotráfico, a quienes les piden colaboración.
“Estamos investigando sobre la posibilidad de inhibir la señal para los drones (...) pero, sobre todo, estamos en el entendido de que los drones son una tecnología que puede ser usada a nuestro servicio. Tenemos un proyecto, cuyo propósito es utilizar los drones para mejorar los tiempos de patrullaje y de respuesta a los incidentes”, indicó Bertozzi.
En ese sentido, la Dirección General de Aviación Civil indicó que, efectivamente, hay sistemas de protección con los que se puede cortar la señal para que vuele el dron y este se desplome.
“Hay otros sistemas más avanzados que cortan la controladora de vuelo y toman control del equipo invasor para aterrizarlo en una zona segura”, señaló Aviación Civil.

Delincuencia inventa métodos
La utilización de los drones se suma a una larga lista de formas que usan los narcos para meter drogas a las cárceles.
Más allá de hacer que los visitantes o funcionarios del sistema penitenciario ingresen los estupefacientes, el crimen organizado ha echado mano hasta de animales.
En los últimos años, se ha visto que los policías capturan a palomas, gatos y hasta reptiles “adiestrados” para este fin.
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El caso más reciente ocurrió a principios de febrero cuando los oficiales penitenciarios dieron con dos gatos que deambulaban con pequeños bultos atados a sus lomos a lo interno de la cárcel La Reforma, en Alajuela, y a la Nelson Mandela, en San Carlos. Esos salveques tenían tanto droga como celulares.