El niño de 10 años al que la Policía le decomisó 176 dosis de marihuana y ¢150.000 en efectivo este lunes en Río Azul de La Unión, Cartago, cuando salía de un búnker, quedó bajo la custodia del Patronato Nacional de la Infancia (PANI).
Así lo confirmó este martes esa institución, la cual detalló que se inició un proceso de atención psicosocial y legal.
También se entró en una etapa de valoración de recursos familiares y de medidas de protección.
Enrique Arguedas, director regional de la Fuerza Pública en la Vieja Metrópoli, manifestó que el menor salió de una vivienda donde la Policía tiene datos de que se da un "expendio de sustancias prohibidas", por lo cual los oficiales de la zona realizaron un abordaje.
"La intención era saludarlo, entablar una relación amena con el pequeñito. Se notó molesto y después nervioso, ese cambio de actitudes hizo pensar que algo raro estaba pasando (...). Cuando el niño muestra los canguritos que llevaba, se descubre lo que llevaba", explicó el jefe policial.
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Arguedas precisó que el menor vive a unos 600 metros de la casa de la que salió, en apariencia, con los estupefacientes.
"La madre se presentó a la delegación policial a recoger el niño y fueron trasladados al PANI para que hiciera el abordaje que corresponde (...). Ellos derivarán a la instancia que corresponde el resto del procedimiento y determinarán si el niño era utilizado para transporte de droga", aseguró el director regional de la Fuerza Pública en Cartago.
En Costa Rica, la Ley Penal Juvenil aplica a partir de los 12 años, por lo que, en este caso, el seguimiento corresponde al Patronato.
Menores usados como campana
El ministro de Seguridad, Gustavo Mata, reconoció que han detectado que algunas organizaciones están usando menores para diferentes actividades.
"Principalmente los utilizan como campanas, para avisar que la Policía está llegando (...). Para el tráfico es menos común", expresó el jerarca.
Arguedas también dijo que hay datos de muchachos con edades entre 15 y 17 años que se integran a los grupos delincuenciales.
A finales de octubre de este año, un muchacho de 15 años fue aprehendido por la Policía, pues era miembro de una banda narco; empero, él tenía su propio búnker en la zona norte del país y ganaba casi ¢800.000 al mes.
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En ese momento, las autoridades detallaron que el joven se apropió de una construcción abandonada en el barrio El Refugio de Santa Rosa de Pocosol para comercializar marihuana, crack y cocaína y que subió escalones en la organización porque al parecer era violento.
Además del adolescente, ese mismo día otras 31 personas fueron capturadas. Al parecer, todas eran parte del grupo que controlaba la venta droga en la zona.