El trabajo de Jorge Alvarado es darles mantenimiento a unos apartamentos y también cobrar el alquiler. Según dijo, él recibe ¢400.000 cada mes y ese es, al parecer, su único ingreso.
Pese a ello, desde diciembre del 2014 debe pagar una pensión provisional de ¢1.150.000. Esa misma cifra debe cancelar por concepto de aguinaldo y de salario escolar.
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“Mi exmujer llegó al Juzgado (de Pensiones Alimentarias de San José) y dijo que yo ganaba ¢10 millones al mes; no sé de dónde sacó eso. Ella dijo que yo era un magnate y el juez lo creyó. Ella no llevó ni un solo documento que probara eso, ni uno solo”, aseguró Alvarado.
Del 2014 a la fecha, no se ha realizado la audiencia para fijar la pensión fija. “No he podido defenderme, no he podido decir que yo no soy millonario y que me estoy ahogando en deudas por pagar la pensión”.
Pesadilla. Alvarado contó que él y su expareja se separaron en diciembre del 2014. En ese mismo mes, relató, le llegó una notificación en la que le indicaban que tenía que pagar la cifra mensual fijada, más el aguinaldo. En total eran ¢2.300.000.
“Fui a dar a la cárcel. Primera vez que estaba en una prisión. ¿Cómo iba a conseguir esa plata? Es imposible”, recordó.
Este padre de tres detalló que solo estuvo unos cuantos días recluido, ya que sus siete hermanos reunieron el dinero para cancelar la deuda y así liberarlo. “Estoy eternamente agradecido con ellos, pero ese esfuerzo de nada valió la pena”, lamentó.
En enero pasado, solo días después de salir de prisión, tuvo que volver, pues no contaba con el dinero para la cuota mensual y el salario escolar. “Otra vez, mi familia logró sacarme del apuro, pero es vergonzoso pasar por esto”, indicó Alvarado.
Relató que el año pasado, él y sus hermanos tuvieron que vender un carro y hasta hipotecar la casa de su mamá para poder hacerle frente al cobro.
“Una deuda que es mía, terminó siendo de toda mi familia”, manifestó.
