Un bebé abandonado en un potrero de Escazú, en abril pasado, tuvo la fortuna de que un lugareño lo encontró y dio aviso a las autoridades.
Si hubiera pasado más tiempo, "habría tenido una afectación importante", dijo Michael Soto, en aquel momento, jefe de la Oficina de Planes y Operaciones del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
No obstante, aclaró el policía, el recién nacido fue dejado en un camino transitado, posiblemente con la intención de que lo encontraran.
LEA MÁS: OIJ sobre bebé hallado en Escazú: 'Tenía pocos minutos de haber sido abandonado'
También en enero, una bebé quedó a expensas de la suerte y la bondad de otros, luego de que su madre la dejara en una banca de la catedral de Cartago, junto a una carta. “No la puedo cuidar, renuncio a mis derechos. No me culpen. Dios me perdonará”, decía el documento, sin firma alguna.
Ambas mujeres dejaron nacer a sus hijos y, al parecer, confiaron en que alguna familia o institución los acogiera, pero, aun así, los pusieron en gran riesgo ante su aparente imposibilidad para criarlos. Las razones quedarán siempre en el misterio.
Es probable que ninguna de ellas supiera de la posibilidad de acudir al Patronato Nacional de la Infancia (PANI) para entregar a sus hijos y darlos en adopción mediante la figura de entrega directa, escasamente utilizada.
Con ese mecanismo, se habría evitado el peligro para los bebés y para ellas mismas de afrontar una causa penal por el delito de abandono de incapaz.
El artículo 142 del Código Penal reprime, con cárcel de seis meses a tres años, al "que pusiere en grave peligro la salud o la vida de alguien, al colocarlo en estado de desamparo físico, sea abandonando a su suerte a una persona incapaz de valerse a sí misma, y a la que deba mantener o cuidar o a la que el mismo autor haya incapacitado".
Si a consecuencia de esa acción, la persona abandonada sufriera grave daño o la muerte, el castigo será de tres a seis años de cárcel.
Según Jorge Urbina, coordinador de Adopciones del PANI, la figura se utiliza muy poco. Cada año, dice, se dan apenas dos casos.
“No sabemos por qué las muchachas que están decididas a dejar a sus bebés no hacen uso de esta herramienta, por decirlo de alguna manera. No sabemos por qué prefieren dejarlos en lugares públicos; creemos que tiene que ver mucho con que no saben que tienen esta opción.
"Lo otro que influye es que les da temor. Piensan que se les castiga por entregar a su hijo en el PANI, cuando es todo lo contrario. Bajo estas situaciones, nosotros no buscamos que sean perseguidas penalmente”, indicó.
¿Cómo funciona?
Una madre que, definitivamente, no piensa asumir a su hijo puede acudir a cualquier oficina local del PANI y expresar su deseo de dar en adopción al menor.
Esa manifestación activa el trabajo de técnicos de la institución para evaluar las razones de la mujer para tomar la decisión.
Normalmente, señala el PANI, las mujeres que optan por la entrega son jóvenes, sin apoyo de un compañero, desempleadas, de bajo nivel educativo y de escasos recursos económicos.
Jorge Urbina explicó que, si los funcionarios detectan que no hay un desapego real al bebé y que, por el contrario, ella lo da en adopción solo porque sus condiciones socioeconómicas la empujan a ello, le ofrecen posibilidades de ayuda.
"El Estado debe garantizarle al menor su permanencia en la familia y, si esto se ve en peligro por condiciones de dinero, de trabajo, pues se debe coordinar con instituciones como el IMAS (Instituto Mixto de Ayuda Social)", apuntó el jefe.
Si a pesar de los ofrecimientos, ella mantiene su deseo de entregarlo en adopción, el PANI procede a levantar un acta.
En este documento, firmado por la madre, se hace constar que da al menor de forma voluntaria. También se anotan los números de teléfono y la dirección exacta de la progenitora por si, más adelante en el proceso, se necesita ubicarla.
En ese momento, el Patronato se autoimpone seis semanas para resolver la situación al menor. Las primeras cuatro de ellas las dedican a contactar otros familiares del bebé para ver si alguno estaría dispuesto a conservarlos; en las otras dos semanas se realiza el proceso de adopción.
La prioridad del Patronato será que el menor permanezca con su familia biológica, siempre que esta reúna las condiciones necesarias para poder asumir su custodia.
“El niño tiene derecho a conocer más sobre su identidad y por eso es que les damos prioridad a los parientes”, mencionó Urbina.
Incluso, aunque las muchachas lleguen solas, si se conoce la identidad del padre, el Patronato busca familiares de él.
En caso de que no se obtenga un resultado positivo, el Patronato analiza el caso y hace una declaratoria de adopción administrativa, la cual estaría lista en el mismo momento.
Como se trata de un proceso voluntario por parte de la mamá del menor, no hace falta la declaratoria de abandono judicial, explicó el funcionario.
Sin embargo, si la mamá deja de estar localizable, sí deben acudir a un juez para que permita la eventual adopción.
En el momento en el que se hace esta declaratoria administrativa, la mamá biológica ya pierde todo derecho sobre el niño, por lo que los funcionarios del PANI levantan un perfil del menor para cotejarlo con el banco de familias elegibles. De ahí, se seleccionan tres posibles hogares.
“Pasamos esa información al Consejo de Adopciones, en donde se elegirá a la familia más idónea”, detalló Urbina.
La entrega se realizaría en menos de semana y media.
Casos recientes de bebés abandonados
- 22 de abril: Un bebé fue dejado en un charral en Escazú. Un vecino que caminaba por la zona lo encontró y alertó a las autoridades. Se encuentra bien de salud.
- 19 de enero: Una madre abandonó a su bebé en una banca de la catedral de Cartago.
- 5 de mayo del 2016: Una mujer dejó a un bebé recién nacido en el baño de un banco, en La Uruca.
- 22 de junio del 2015: Gemelos fueron abandonados en una caja de cartón cerca del centro comercial Mall Internacional, en Alajuela.