
El cónsul mexicano Jaime Almonte Borja, quien cumplió aquí funciones diplomáticas entre el 2003-2008, murió en la mañana del 1.° de enero acribillado por pistoleros en su país.
El diplomático, de 42 años, había salido de la casa de su madre, en El Naranjo, Coyuca de Catalán (estado de Guerrero), y se dirigía a la vivienda de unos parientes, en un pueblo cercano.
Almonte recibió cuatro balas mientras conducía un Volkswagen Jetta, informaron medios de prensa mexicanos. Él ocupaba en la actualidad el cargo de primer secretario en el consulado de México en Chicago, Estados Unidos.
Pese a que se marchó de aquí hace dos años, el diplomático mantenía vínculos con el país. Por esto venía con bastante frecuencia.
“Era un amante de Costa Rica. Cada vez que podía, se escapaba a algún rincón de nuestro país”, recordó ayer Sergio Arce, periodista de La Nación , amigo de la víctima.
Legado. Mientras vivió aquí, el diplomático fue un impulsor de la cultura a través del Instituto México. “Le daba gran proyección a la parte cultural y tuvo mucho contacto con escritores. Aquí dejó numerosos amigos por su sentido de solidaridad y su desprendimiento”, recordó el periodista Arce.
El comunicador habló con el cónsul en la víspera del crimen.
El diplomático estaba ilusionado con la oportunidad de asumir un cargo en la embajada de Buenos Aires, Argentina. También dijo tener interés en un puesto en Barcelona, España. “Él decía que los mejores años de su vida los pasó en Costa Rica”, concluyó Sergio Arce.
El diario mexicano El Universal indicó que Almonte desatendió la orden de detener su vehículo. En el homicidio participaron varios hombres armados.