La delincuencia incrementó la fabricación casera de poderosas armas de fuego para usarlas sobre todo en asaltos.
Cifras de la Dirección Nacional de Armas y Explosivos, de Seguridad Pública, detallan que en los últimos cinco años se han decomisado 341 armas “hechizas”, algunas de fabricación considerada por los expertos como muy sofisticada e ingeniosa.
Wílliam Hidalgo, director de Armamento, dijo que lo más preocupante es que todas las encontradas sirven para matar.
Agregó que incluso pueden funcionar con munición de diferente calibre, como 12, 22 y 38.
El experto en armamento explicó que ninguna de las confiscadas ha sido probada, por el riesgo que significa dispararlas.
“Puede ser que la bala salga, pero también puede ocurrir una explosión y algunas de las esquirlas impactar al operador”, dijo.
Materiales. Los delincuentes construyen las armas caseras con materiales fáciles de conseguir, tales como tubos de catres, piezas de bicicletas, ligas elásticas, trozos de madera y clavos.
Hasta el momento no se ha encontrado una fábrica que las elabore en serie. Pero se presume que los modelos los toman de diseños buscados en páginas de Internet.
Wílliam Hidalgo dijo que a finales del año anterior se encontró en San José un arma casera fabricada en aluminio.
“Es lo más sofisticado que he visto. Semeja un revólver calibre 38. En un torno construyeron el cilindro, para lo cual tomaron la medida de otro similar. La bala entra ajustada como en un arma normal. Tiene un percutor que permite accionarla tiro a tiro”, explicó.
Bajo costo. Las armas caseras tienen un costo de producción muy bajo. Sin embargo, fuentes policiales dijeron que una escopeta “hechiza” la venden en el mercado negro entre los ¢20.000 y ¢30.000.
Una escopeta en una armería vale, según la calidad, entre los ¢200.000 y un ¢1 millón.
Para Hidalgo, la delincuencia construye estas armas para evadir la obligación de registrarlas y en caso de cometer un delito pone en dificultades a la Policía para seguirle algún rastro.
“Esa podría ser una explicación, porque en las armerías se consiguen armas baratas. Un revólver calibre 38 cuesta de ¢60.000 a ¢70.000, precio que podría estar al alcance de los delincuentes”, dijo.
Tanto la Fuerza Pública como el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) coinciden en señalar que el armamento casero lo utilizan en asaltos, pero hasta el momento no se tiene certeza de que usaran una para matar a alguna persona.
Debilidad. Jorge Rojas Vargas, director del OIJ, explicó que tanto las armas caseras como las de fuego normales que están en manos del hampa son un problema para las autoridades.
“No hay registro de nada y ellos se las pasan de mano en mano en ese mercado negro que existe para esconderlas”, manifestó.
Rojas se mostró sorprendido por el ingenio demostrado en la confección de algunas de ellas.
Para las autoridades, otra de las inconsistencias es la baja sanción que dispone la ley por la portación de armas prohibidas.
Luis Hernández, director regional de la Fuerza Pública de Limón, dijo que es normal la captura de sospechosos con esas armas, quienes son pasados a la Fiscalía, pero poco después están en las calles nuevamente.
Hernández explicó que las penas por ese delito son muy bajas.
