
La Fiscalía pidió ayer imponer una pena de seis años de prisión a la exfiscal Zulay Rojas Sánchez por encubrir el asesinato de la asistente judicial Maureen Hidalgo Mora.
El fiscal Christian Ulate acusó a su excompañera de labores de no denunciar el homicidio el martes 11 de julio del 2006, pese a que el exdefensor público Luis Fernando Burgos le confesó ser el autor del crimen.
“Ella no cumplió con su deber de denunciar el delito, pese a tener la investidura de fiscal de la República, lo que hace más reprochable su conducta”, dijo Ulate ante las juezas Patricia Araya, María de los Ángeles Arana y Linda Casas.
Ulate pidió al Tribunal que se condene a Rojas a cuatro años de prisión por dos delitos de favorecimiento personal (no denunciar un hecho estando obligada a hacerlo) y a dos años de cárcel por un delito de favorecimiento real, (ayudar a alguien a desaparecer, ocultar o alterar los rastros de un delito).
En su exposición, Ulate señaló que el primer delito de favorecimiento personal se dio el martes 11 de julio del 2006, en las primeras horas de la noche, cuando Burgos confesó a Rojas que había matado a su esposa y ella no lo denunció.
Ella lo dijo. Ulate manifestó que la confesión quedó acreditada con base en la misma declaración de Zulay Rojas ante el Tribunal.
El segundo favorecimiento personal, en opinión del fiscal, ocurrió el jueves 13 de julio del 2006 en la noche, cuando ella participó en una reunión con el fiscal general, Francisco Dall’Anese, el fiscal Willy Escalante y el jefe de homicidios del OIJ, Manuel Cabezas, para determinar las acciones que se tomarían por la desaparición de Hidalgo.
Ulate indicó al Tribunal que Dall’Anese, Escalante y Cabezas declararon en el juicio que Zulay Rojas intervino para evitar que Burgos fuera indagado por el homicidio. “Ella dio opiniones para favorecer al imputado”, dijo.
De acuerdo con el fiscal, Rojas cometió el delito de favorecimiento real cuando, al no denunciar el crimen, facilitó que Burgos sacara el cadáver de su esposa del apartamento y con la ayuda de alguna persona, no identificada, lo depositara en un barranco, en Concepción de Atenas.
“Está claro que si doña Zulay hubiera denunciado el crimen desde el martes, como lo exigía su investidura de fiscal, ese mismo día la Policía hubiera encontrado la evidencia en el propio apartamento del imputado”, señaló.
Desacredita a psiquiatra. Ulate aseguró que no es cierto que Rojas sufriera estrés postraumático una vez que recibió la noticia del crimen, lo que evitó que ella denunciara el hecho, como lo declaró la psiquiatra Gioconda Batres, aportada como testigo.
“Según Batres, Zulay perdió la posibilidad de procesar información y de razonar una vez que Burgos le contó el asesinato de su esposa y por eso no lo denunció, pero eso no es cierto”, dijo Ulate.
El fiscal sostuvo que una vez que Burgos se retiró del apartamento de Zulay Rojas ese martes 11 de julio, la exfiscal llamó al médico Marco Barrientos para preguntarle si había atendido a Maureen Hidalgo Mora.
Señaló que esa llamada no fue más que una coartada de común acuerdo con Burgos para hacer creer que el exdefensor público andaba buscando a su esposa cuando ya tenía el cadáver de la muchacha en la sala de su casa.
Añadió que el día siguiente, miércoles 12 de julio, Zulay Rojas recibió en su oficina de la Unidad de Apoyo del Ministerio Público a Burgos, lo cual revela que tampoco le tenía miedo y que se intercambiaron mensajes.