Una falla en la vigilancia del Colegio Técnico Profesional Ricardo Castro Beer, en Orotina, facilitó ayer en la mañana el asesinato del estudiante de duodécimo año, Juan Pablo Salazar Calderón.
La Policía indicó que el sospechoso del crimen, quien hoy cumple 18 años, no es alumno de esa secundaria y que entró allí con un arma calibre 22 para dispararle en la frente a Salazar.
El menor ingresó a la institución en un taxi que abordó cerca del parque central de Orotina. Pagó ¢500 por el corto viaje.
De acuerdo con el conductor del taxi, Allan Bermúdez, la persona que estaba en la entrada del colegio nunca revisó el vehículo ni registró su nombre ni el del pasajero en la bitácora de ingreso.
José Fabio Ortiz, guarda del centro educativo, explicó a
Después de matar a su víctima, el atacante se intentó suicidar de un balazo en la sien derecha.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) confirmó que el joven se encuentra en estado de muerte neurológica en el Hospital México, donde anoche lo reportaron en estado crítico.
Con respecto a la facilidad con que el atacante entró al colegio, Rocío Solís, coordinadora de Niñez y Adolescencia del Ministerio de Educación Pública (MEP), alegó: “Existe un protocolo de ingreso y de detección de armas blancas y de fuego en todas las instituciones de secundaria”.
Entonces, les pidió a todos que salieran, menos a su víctima.
Ambos muchachos eran amigos íntimos desde hace un año y, al parecer, tuvieron un lío pasional.
Según recordaron, el joven señaló a Salazar, quien estaba sentado frente a una computadora cercana a la puerta, y dijo: “El asunto es con él”. Mientras los estudiantes iban saliendo, el atacante disparó en la frente del joven.
Fernando López, director regional del MEP en Alajuela, aseguró que varios profesores forcejearon con el sospechoso para quitarle el arma, pero él se atrincheró en el laboratorio y se disparó.
Cuando la Cruz Roja llegó al sitio, declaró fallecido a Salazar. El asesino estaba en paro cardiorrespiratorio y, tras practicarle maniobras de estabilización, lo trasladaron al Hospital Monseñor Sanabria, Puntarenas. Luego, fue llevado al Hospital México.
Las autoridades judiciales custodiaron la escena del crimen y evacuaron el colegio, al cual asisten 1.344 estudiantes y 90 profesores. La Cruz Roja atendió a algunos de ellos por nervios.
Manfred Salazar, tío de la víctima, declaró que el joven, quien cumplió los 18 años el 21 de enero, era “un muchacho tranquilo” y que no conocía que tuviera problemas con alguien.
“Él era solo de ir al colegio y regresar a la casa. Sus amigos eran sus compañeros de colegio”, agregó el familiar. La víctima estudiaba Secretariado y fue presidente del colegio en años anteriores.
Por su parte, Allan Bermúdez, chofer del taxi que transportó al atacante, manifestó ayer que este simplemente le solicitó que lo llevara al colegio.
Aseguró que nunca imaginó que el sospechoso tuviera planeado asesinar a alguien.