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Juana provocó muerte y destrucción en el Pacífico sur de Costa Rica.
Aunque en octubre de 1988 se esperaba que el huracán Juana azotara con violencia la provincia de Limón, este cambió su rumbo e impactó todo el sur.
Debido a que el fenómeno iba a azotar Limón, al menos 30.000 pobladores abandonaron sus casas en busca de un lugar seguro en la capital, por lo que hicieron largas filas para abordar los buses y los vagones del tren.
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Los afectados fueron sacados de las zonas más golpeadas en varios camiones.
En aquella ocasión, el Hospital Tony Facio fue clausurado, por lo que los pacientes fueron trasladados a San José. También se ordenó el cierre del asilo Víctor Casco, centros de refugiados y la cárcel. Las clases fueron suspendidas en Limón, la zona norte, Heredia, San Carlos, Quepos y Golfito.
Muerte. El paso indirecto de Juana provocó el deceso de 28 personas, destruyó 600 viviendas y dejó decenas de poblaciones aisladas durante varios días. Asimismo, hubo pérdidas por unos ¢300 millones solo en las instalaciones hospitalarias.
El Hospital Tomás Casas, de Ciudad Cortés, fue afectado por el lodo, el cual alcanzó un metro de altura, por lo que estuvo inhabilitado durante un mes.
Dicho huracán destruyó también el poblado caribeño de Bluefields, en Nicaragua. De hecho, fue catalogado como uno de los peores desastres naturales que ha azotado Centroamérica. Una de las poblaciones donde Juana dejó su estela de muerte fue Ciudad Neily, donde una cabeza de agua destruyó un dique y mató a siete personas.
En aquella ocasión, el mandatario Óscar Arias (1986-1990) visitó en helicóptero las zonas afectadas para cuantificar la magnitud de los daños. Empero, dijo a los afectados que “no esperaran milagros, ya que la construcción de casas y caminos no se hacía en 24 horas”.
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El lodo alcanzó 1 metro de altura en el Hospital Tomás Casas, en Ciudad Cortés, donde hubo grandes pérdidas.
Tragedia los alcanzó. María Castro Acuña, su hijo Jairo, de tres años, así como sus cuñados Wálter y Damaris Fletes Obando, abandonaron el cantón Central de Limón y se trasladaron hacia el barrio La Fuente, a orillas del río Caño Seco, en Ciudad Neily, ya que allí, en teoría, iban a estar más seguros.
Sin embargo, debido a las intensas lluvias, esa casa fue arrastrada por la correntada del río Seco. Róger Fletes, esposo de María Castro y quien laboraba como guardia civil en Limón, se enteró de la fatalidad el 23 de octubre, cuatro días después de verla por última vez al despedirse de ella.
El recuento final tras el paso del huracán Juana por Costa Rica fue de 75 poblaciones afectadas, más de 150.000 evacuados, 2.359 viviendas perdidas y 12.531 hectáreas golpeadas, para un costo estimado de ¢4.000 millones.
Los estragos de aquel huracán vienen a la memoria hoy, cuando se acerca al país la amenaza de la tormenta tropical Otto, prevista para impactar Bluefields, Nicaragua. El fenómeno permanecía anoche con vientos internos de hasta 95 kilómetros por hora, y se convertiría en huracán cuando llegue a 117 km/h.