El fuego consumió casi todos los electrodomésticos, los motores, las herramientas y los repuestos que Luis Cerdas tenía en el taller que le da el sustento a su familia desde hace trece años.
“Cuando empezó a pasarse el fuego no había nada que hacer. Empezó en el taller de costura, pasó a mi taller y luego agarró la soda”, relató Cerdas, quien apenas pudo ponerse a salvo.
La emergencia se registró a las 8:23 a. m. al frente de la chicharronera Cacique Acserí, en Aserrí, San José.
Solo Cerdas, estima que perdió unos ¢25 millones.
Además se quemaron las máquinas del taller de costura, gran parte de una soda y de una vivienda.

Los propietarios de los inmuebles sufrieron pérdidas importantes, calculadas en al menos ¢35 millones, y ninguna de las estructuras tenía seguro. Ahora, les toca empezar de cero.
El director del Cuerpo de Bomberos, Héctor Chaves confirmó, la noche de este jueves, que el incendio se debió a un corto circuito por sobrecarga en las líneas primarias.
Añadió que el origen fue en un taller de costura, específicamente en un dormitorio que era usado como bodega, y en donde había un sistema eléctrico improvisado, desde donde conectaban las máquinas de coser.
Según las autoridades, se vieron afectados 212 metros cuadrados. Ninguna persona requirió atención médica.
De acuerdo con Henry Morales, de Ingeniería de Bomberos, por ser construcciones mixtas, de madera y concreto, las cuales están muy unidas, el fuego se propagó rápidamente y cuando las unidades extintoras llegaron procedieron a confinar las llamas para que no se extendieran a varias viviendas cercanas y luego sofocaron el incendio.
Para el control de las llamas se requirieron seis unidades extintoras.

En el taller de costura
La emergencia comenzó en la parte trasera del taller de costura El Costurero, ubicado a unos 175 metros al norte de la iglesia de Aserrí. De ahí se extendió hacia el suroeste.
Para el control de las llamas se requirió la participación de seis unidades de Bomberos.
Jerusha Argüello Chavarría, dice que ella vivía en la misma propiedad donde funciona el taller de costura que abrió hace cuatro años.
"Cuando salí de la casa vi la nube de humo negro. Quise entrar a mi taller a sacar las máquinas, pero ya era imposible, las llamas estaban ya en medio del taller de electrodomésticos y el mío. No había nada que hacer, todo se perdió, todo se fue", explicó.

Estimó que las tres máquinas, la ropa de los clientes y los insumos quedaron reducidos a cenizas.
Ella vive ahí desde hace 15 años con su esposo y tres hijos. Además del taller, perdió la vivienda.

La tercera estructura quemada fue la soda Los Gallos de la Abuela. La propietaria, Marielos Bonilla, dijo que perdió más de ¢6 millones.
Fue una compañera la que alertó a Jessica Alvarado, una de las trabajadoras del negocio, de que olía a humo y al salir vieron que provenía de la casa donde funcionaba el taller de costura.

Apenas les dio tiempo de recoger los bolsos y pertenencias y salir.
Tres familias dependían de esa soda que también tuvo pérdidas totales.

