

Ambos cuerpos fueron encontrados a las 6 a. m. del 31 de diciembre por un lechero de la zona del volcán Irazú, de apellido Gómez, 1,5 kilómetros al noreste de las casetillas de entrada al volcán.
La Policía Judicial informó de que Óscar Gerardo Solano tenía antecedentes por delitos contra la propiedad y por posesión ilegal de armas. Su cuerpo tenía una gran cantidad de tatuales en la cabeza, el pecho, los brazos, los dedos y otras partes. Estrellas, nombres, números y otras figuras no dejaron duda de su identidad.
En el caso de Bryan Arias, también se identificaron tatuajes en su cuerpo, informó el OIJ.
Solano, conocido como Pipis, era padre de dos hijos menores de edad, mientras que Arias dejó un hijo de tres años.
Las investigaciones en torno al caso continúan para esclarecer lo sucedido y tratar de dar con las personas responsables del doble homicidio.
Colaboraron el corresponsal en Cartago Jorge Calderón y el periodista Gustavo Fallas
