En Costa Rica, cualquier persona que cumpla con los requisitos legales puede adquirir un fusil de asalto, siempre que este dispare un tiro a la vez. Sin embargo, grupos criminales han encontrado la manera de modificar estos fusiles para que disparen en ráfaga (automáticos) mediante piezas fabricadas con impresoras 3D, lo que los convierte en armas de guerra con una letalidad mucho mayor.
Los delincuentes imprimen un selector especial que reemplaza el original del arma y así logran alterar su funcionamiento. Con este mecanismo, un fusil tiro a tiro puede empezar disparar de manera continua con solo presionar el gatillo, igual que una ametralladora. Por ejemplo, una Avtomat Kalashnikova 1947, mejor conocida como AK-47, puede disparar 600 tiros por minuto.
Las autoridades ya han detectado varios casos en los que armas alteradas con impresión 3D han sido utilizadas en crímenes. “Estas modificaciones ya están ocurriendo. No es un problema del futuro, es una realidad que estamos enfrentando ahora mismo”, advirtió Randall Zúñiga, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), ante consultas de La Nación.
El jerarca declinó precisar si han detectado armas completas fabricadas con impresoras 3D o solo armas adulteradas con piezas de fabricación en 3D. Empero, hace varios años se detuvo a un sujeto en las cercanías de la Ladrillera, en Cinco Esquinas de Tibás, que comercializaba partes de armamento que eran fabricadas bajo esta tecnología.
Fuentes policiales consultadas por este medio también confirmaron haber tenido a la vista piezas que permiten modificar el armamento convencional para hacerlo más letal.

“Las armas son igual de efectivas; no hay diferencia, prácticamente. Ambas opciones son similares, ya que no se observa una diferencia significativa entre ellas en términos de resultados o rendimiento. En esencia, funcionan de la misma manera y cumplen el mismo propósito”, afirmó Zúñiga.
La facilidad de acceso a estas modificaciones hace de las armas impresas en 3D en una opción atractiva y eficiente para los grupos criminales. Además, fabricar un arma desde cero resulta más barato. Una pistola convencional cuesta alrededor de $1.000 (unos ¢500.000), mientras que, mediante impresión 3D, es posible fabricar piezas clave a un costo mucho menor, según una fuente policial.
En países como España y Estados Unidos, ya se comercializan armas fabricadas completamente con impresoras 3D, lo que ha generado preocupación entre las autoridades. Desde el 2022, la agencia policial europea Europol advirtió de que este tipo de armamento representa una “amenaza actual y futura”, debido a su fácil fabricación y a la dificultad para rastrearlas, lo que las convierte en una opción muy interesante para el crimen organizado.

Los materiales utilizados en la impresión de estos componentes no son plásticos comunes, sino polímeros de alta resistencia, capaces de soportar el calor y la presión generados al disparar.
Una realidad en Costa Rica
El uso de tecnología para modificar armas legales representa un reto más para las fuerzas de seguridad, que ahora deben enfrentar una nueva modalidad de tráfico y alteración de armamento en el país.
En el 2022, durante un acto de destrucción de armas, Daniel Calderón, entonces viceministro de Seguridad, destacó la presencia en las calles del país de armas de todo calibre, algunas de ellas modificadas para aumentar su letalidad. Desde entonces, Calderón señaló que algunas de estas armas tenían componentes fabricados mediante impresión 3D.
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“Lo que pasa es que, en el pasado, las armas hechizas se fabricaban a partir de metal y munición; ahora están utilizando esta impresión en 3D. Sin embargo, a pesar de que puedan replicar ciertos elementos de un arma de fuego con esta impresión, siempre van a necesitar algún componente que les permita tener el mecanismo de accionamiento; entonces, es un mix”, explicó Calderón en declaraciones a medios de comunicación.
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Randall Zúñiga confirmó que, en la actualidad, se están llevando a cabo diversas investigaciones para abordar este fenómeno. Las autoridades buscan comprender mejor el alcance de la fabricación y modificación de armas mediante impresión 3D, así como desarrollar estrategias efectivas para contrarrestar su proliferación en el país.
“Existen investigaciones en curso, porque se han identificado ciertos fenómenos que requieren un análisis más profundo”, agregó.
Desde octubre del año pasado, los diputados aprobaron una reforma al Código Penal y a la Ley de Armas y Explosivos que eleva las penas de prisión para las personas que utilicen armas prohibidas en el país, en especial, aquellas de tipo fusil de asalto con disparo de ráfaga.
Se consideran armas prohibidas las que, con una sola acción del gatillo, disparan en ráfaga más de un proyectil (automáticas), así como las largas semiautomáticas, cuyo cargador tenga una capacidad superior a 10 tiros, y las armas cortas con capacidad superior a 17 municiones.
La pena es de hasta 20 años en la cárcel si esas armas se usan para cometer actividades de delincuencia organizada.
Desafortunadamente, según reconocen autoridades judiciales consultadas, el país registra muy pocos avances en el control del tráfico de armas y son relativamente bajos los decomisos.
Podría complicar análisis forenses
Erick Villalba, criminólogo y exagente judicial, explicó que existe la posibilidad de que el análisis de crímenes cometidos con armas modificadas se complique. Esto se debe a que los componentes creados mediante impresión 3D no son los originales, “máxime si se tienen los patrones y las referencias de muchas armas con piezas reales”.
“Cuando se sustituyen esas piezas, las marcas o estrías en la bala, así como la aguja percutora sobre el fulminante y otros elementos, van a variar y pueden generar confusión al momento de realizar una comparación balística adecuada”, agregó.

Además, subrayó que la adaptación de la tecnología a la criminalidad “es un reto global”, por lo que también se convierte en una necesidad invertir en la capacitación de los investigadores en este tipo de temas.
“Existen armas 100% elaboradas con impresión 3D. Tal vez no sean funcionales de por vida, pero podrían darse casos en los que logren generar una efectiva proyección de disparo, incluso matar a una persona”, advirtió Villalba.